Los impactos de meteoritos, ¿Iniciaron el salto hacia la vida?
Se suele considerar a los impactos de meteoritos como asesinos monstruosos y una de las causas de las extinciones masivas a lo largo de la historia de la vida. Pero existe la posibilidad de que el fuerte bombardeo de la Tierra por meteoritos durante la juventud del planeta estimulase en realidad la aparición de las primeras formas de vida en él, según una nueva investigación geológica.
Un estudio del Cráter Haughton en la isla de Devon, en el Ártico canadiense, ha revelado algunos rasgos muy aptos para originar vida, en la zona cero del impacto que excavó el cráter. Estos incluyen sistemas hidrotérmicos, piedras desmenuzadas que son más fáciles de habitar por los microbios, además de la cómoda cuenca protegida que de por sí ya constituye el cráter. Realmente, los cráteres de impacto podrían resultar ser algunos de los mejores sitios para buscar señales de vida pasada o presente en Marte y otros planetas.
La idea de que los impactos de meteoritos podrían propiciar o incluso crear las condiciones adecuadas para el inicio de la vida se le presentó por sorpresa al geólogo Gordon Osinski, de la Agencia Espacial Canadiense, mientras él y otros colegas estaban llevando a cabo un estudio geológico del Cráter de Haughton, que mide 24 kilómetros de diámetro. A lo largo del borde del cráter, advirtieron lo que parecían cañerías hidrotermales fosilizadas de algunos metros de diámetro.
Los análisis mineralógicos detallados han revelado que cuando el meteorito Haughton chocó hace 23 millones de años en la tierra helada, no sólo creó un cráter sino que fracturó el terreno de tal manera que creó un sistema de surtidores hidrotermales humeantes que alcanzaban temperaturas de 250 grados C. El calor parece haber disminuido gradualmente en un período de varias decenas de miles de años.
Además de proporcionar calor y desmenuzar la tierra, el impacto creó también poros en las densas piedras graníticas, dando a los microbios un mejor acceso a los minerales y a las superficies dentro de las piedras, básicamente más alojamientos y suministros.
Las rocas impactadas también son más traslúcidas, lo que sería beneficioso para los organismos que poseyeran alguna capacidad fotosintética.
La forma de cuenco de los cráteres es asimismo útil para la vida y para acumular sedimentos de interés científico. En la Tierra, muchos cráteres se llenan de agua y se convierten en lagos. Los lagos acumulan sedimentos cuyas capas constituyen un archivo geológico del tiempo transcurrido después de formado el cráter. El de Haughton, por ejemplo, contiene los únicos sedimentos del Mioceno en todo el Ártico canadiense.
«La mayoría de las personas asocia los impactos con las extinciones masivas», se queja Osinski. «Lo que estamos intentando hacer ver es que los sitios de impacto realmente son más favorables para la vida que el terreno circundante. No parece casualidad que el bombardeo más fuerte de meteoritos que sufrió la Tierra ocurriera aproximadamente al mismo tiempo que cuando se cree que comenzó la vida en el planeta, hace alrededor de 3.800 millones años».
Fuente: Canadian Space Agency Media Relations