La cuenca amazónica no retiene el CO2 que se esperaba
La mayor parte del carbono exhalado como dióxido de carbono (CO2) en la cuenca del Amazonas ha estado no más de 5 años aprisionado en la vegetación y los suelos, lo que defrauda las esperazas que se habían depositado en la capacidad de regiones como ésta de retener carbono durante décadas e incluso siglos, mitigando así los efectos nocivos del exceso de CO2 atmosférico provocado por el Hombre.
El descubrimiento lo han hecho investigadores estadounidenses y brasileños. «Se había esperado que regiones como la Gran Cuenca del Amazonas, donde los bosques tropicales rápidamente absorben el dióxido de carbono durante la fotosíntesis, fuesen capaces de ejercer un duradero secuestro del carbono», explica Emilio Mayorga, oceanógrafo de la Universidad de Washington.
A medida que numerosos estamentos políticos se decantan cada vez más hacia el comercio de créditos o cuotas de carbono como un medio de lidiar con los impactos del cambio climático inducido antropogénicamente, se hace más crítico conocer cuánto carbono se puede guardar de forma sólida, dónde y por cuánto tiempo.
Mediciones previas habían comprobado que el carbono presente en los ríos que procedía de los bosques circundantes, tenía de 40 a más de mil años de edad. Se asumió, por tanto, que el retorno de este carbono de la selva a la atmósfera debía ser un proceso lento que ofrecía al menos una tregua temporal para los impactos del Efecto Invernadero.
El nuevo estudio constituye el análisis por datación mediante radiocarbono más exhaustivo que se haya hecho alguna vez para una cuenca individual. Ningún estudio tropical previo ha usado al mismo tiempo el isótopo de carbono-14 radiactivo y el isótopo estable carbono-13 para tratar de resolver estas cuestiones.
La investigación ha revelado que la respiración del río es mucho más profunda y rápida de lo que nadie imaginaba. La cantidad enorme de dióxido de carbono silenciosamente devuelto a la atmósfera es mucho más joven que la arrastrada corriente abajo.
El carbono, transportado por las lluvias y el agua subterránea, es utilizado por microorganismos, insectos y peces. El dióxido de carbono que generan retorna con extrema rapidez a la atmósfera, a razón de unos 500 millones de toneladas al año, una cantidad igual a la que es absorbida anualmente por la selva amazónica.
Todo ello indicaría que el depósito de carbono es muy dinámico, lo que podría hacer al sistema mucho más reactivo a la deforestación y al cambio climático. Por ejemplo, los datos de una región de deforestación amazónica activa en la zona meridional ya demuestran que el carbono que sale de los ríos tiene una señal o firma isotópica identificable como proveniente de pastizales.
Imágen: Puntos de recolección de muestras en el Amazonas desde 1991
Fuente: University of Washington
Traducción: Noticias21
By florencia oviedo, septiembre 8, 2008 @ 7:15 pm
le faltan muchas cosas y ademas esta horrible soyn una persona con mucha esperiencia espero que lo areglen