Proteina de un insecto para congelar órganos para transplantar
Una nueva proteína anticongelante hallada en ciertos insectos puede prolongar la viabilidad de órganos humanos para transplantes, al permitir su preservación a temperatura más baja, alargándose así su tiempo de disponibilidad, sin que se desencadenen los daños asociados a la congelación.
Los Drs. Laurie Graham y Peter Davies, del Departamento de Bioquímica de la Universidad Queen, han estudiado a los insectos diminutos popularmente conocidos como «pulgas de las nieves», entre otros nombres, y que se refieren a especies como la Achorutes nivicola y la Hypogastrura nivicola.
Graham y Davies han descubierto que la proteína que estos insectos producen para protegerse de la congelación es capaz de disminuir el punto de congelación en unos 6 grados centígrados. Esto permitiría almacenar órganos a temperaturas inferiores, aumentando el tiempo transcurrido entre la extracción y el trasplante.
Actualmente los órganos para trasplante deben ser mantenidos en el «punto de congelación» o ligeramente por encima. Si se pudiese disminuir la temperatura de conservación sin afectar a la seguridad, habría un período más largo de preservación.
La hiperactiva proteína anticongelante (PAC) producida por esos insectos es diferente a otras dos proteínas descubiertas anteriormente. A diferencia de las proteínas anticongelantes de escarabajos y polillas, las PACs de las pulgas de nieve se descomponen y pierden su estructura a temperaturas superiores. Esto significa que si se usan para almacenar órganos de trasplante, serán rápidamente inactivadas en el cuerpo de la persona, reduciendo la posibilidad de que se generen anticuerpos nocivos.
Las pulgas de nieve son también conocidas como colémbolos debido al peculiar órgano saltador bajo su abdomen que les permite brincar cientos de veces su tamaño (de aproximadamente un milímetro). La doctora Graham las observó por primera vez mientras esquiaba, y llevó varias muestras al laboratorio. «Parecían pimienta espolvoreada en la nieve. Más tarde recolectamos una mayor cantidad para experimentar en la Estación Biológica de la Universidad Queen».
Usando un proceso llamado purificación por afinidad al hielo, el equipo aisló la nueva proteína, que es rica en un aminoácido llamado glicina.
El mecanismo anticongelante de las pulgas de nieve ha sido constatado en otras partes de mundo, como la Antártida, pero hasta ahora nadie había aislado la proteína. Además de su potencial en el campo de los trasplantes de órganos, las PACs podrían ayudar a aumentar la resistencia de las plantas a las heladas, e inhibir la cristalización en alimentos congelados.
Fuente: Universidad Queen
Traducción: Noticias21