Proponen nueva misión a Neptuno
El octavo planeta del Sistema Solar y su mayor luna, Tritón, podrían ser el objetivo de una compleja misión espacial en las próximas décadas si un grupo de investigadores estadounidenses logran atraer el financiamiento necesario.
El equipo ha desarrollado un concepto basado en una «nave nodriza» y varias sondas que podrían investigar al gigante helado, en su órbita a unos 4.5 millones de kilómetros del Sol.
Hasta el momento, sólo una nave, el Voyager 2, ha sobrevolado Neptuno en 1989.
Una misión como la propuesta costaría de US$3.000 a 4.000 millones y probablemente requeriría una sociedad internacional.
«Incluso consumiría las carreras profesionales del equipo encargado de la misión», afirma Bernie Bienstock, director de proyectos para sistemas robóticos en la compañía aeroespacial Boeing.
«Probablemente implique un trabajo de unos 18 años, pero previamente hay que calcular otros diez para venderle la idea al Congreso y la NASA y hacer todo el diseño técnico detallado».
«Estamos frente a unos 30 años de trabajo de principio a fin», estimó el científico.
Luna capturada
Neptuno, octavo a partir del Sol, ocupa una órbita situada entre Urano y Plutón.
El Voyager 2 lo mostró como un gigante azul con una atmósfera extremadamente dinámica y vientos que corren por su superficie a una velocidad de 300 metros por segundo.
La sonda también detectó anillos -mucho más tenues que los de Saturno- y un «gran punto negro», probablemente un sistema de tormentas muy similar a los comunmente vistos en las imágenes de Júpiter.
Pero es la mayor luna de Neptuno, Tritón, la que despierta grandes incógnitas para la ciencia. Presenta una superficie de fascinantes contrastes y geisers de nitrógeno.
Probablemente no sea satélite natural del planeta sino un objeto capturado que vino de las regiones más lejanas del Sistema Solar.
«Es una luna geológicamente activa, eso lo vimos en las imágenes de los geisers que envió el Voyager 2», explicó David Atkinson, profesor de la Universidad de Idaho.
«Es tan distinta a todas las demás lunas de Neptuno, y a las de Urano y Júputer, y resultaría en una excelente oportunidad de comparación con objetos del cinturón Kuiper como Plutón y su luna Charon».
«Nos daría una riquísima información sobre el origen y la evolución del sistema Solar exterior», se entusiasma Atkinson.
Aterrizaje riesgoso
Bienstock y Atkinson presentaron el proyecto del equipo en un encuentro de la Unión Geofísica Estadounidense.
Ellos proponen que se convierta en una misión emblemática de la agencia espacial de Estados Unidos, de esas en las que la NASA se involucra sólo una vez cada decenio, debido a la escala y los costos involucrados.
El concepto prevé una «nave nodriza» de 36 toneladas que sería alimentada por un reactor de fisión nuclear y contaría con un sistema iónico de propulsión.
Sólo este tipo de configuración daría a la misión la potencia y la flexibilidad necesarias para atravesar el Sistema Solar y completar sus objetivos científicos.
Estos incluirían el envío de dos sondas en un curso de colisión con el planeta, para que tomen mediciones de la atmósfera antes de colapsar frente a la presión.
La «nave nodriza» intentaría luego colocar otra sonda sobre la superficie de Tritón.
Lograr que baje de manera segura sería un inmenso desafío técnico, acepta Bienstock.
«La sonda tendría una masa de alrededor de 500kg, de la cual un 65% corresponde al sistema de propulsión necesario para frenarla y evitar que choque contra la superficie», explicó.
«Tritón tiene un atmósfera muy delgada por lo que no hay paracaídas capaz de reducir la velocidad de caída».
Una vez abajo, la sonda podría ensayar las propiedades químicas de los materiales en la superficie y enviar imágenes del desconocido paisaje.
El concepto fue ensamblado en el marco de un contrato de la NASA para imaginar una posible misión.
Pero esto no significa automáticamente que esa misión algún día se realizará.
Su propósito es evaluar las posibilidades, para ayudar a la agencia a entender los requerimientos de proyectos complejos y establecer sus planes para el futuro.
Fuente: BBC Ciencia