Y no me refiero a esas rosas que tiñen en las floristerías, sino a la modificación genética de la planta para conseguir este efecto.
Lo han logrado científicos japoneses y australianos utilizando una técnica denominada RNA Interference (RNAi), para reemplazar genes en las plantas.
Durante muchos años, hemos visto rosas de varios colores en las floristerías, pero este avance podría suponer un auténtico negocio y un nuevo producto que podría introducirse en el mercado rápidamente.
Si alguien está muy interesado en este desarrollo así como en el procedimiento de obtención, puede encontrar más información descargándose el siguiente archivo PDF.
Por primera vez, han inyectado, propulsado y controlado por medio de un programa de software, un prototipo inicial de un dispositivo (una esfera ferromagnética de un diámetro de 1.5 milímetros) dentro de la arteria carótida de un animal vivo, a una velocidad de 10 centímetros por segundo, con una exactitud de 1 milímetro.
Tras este gran avance, el equipo de investigadores, está trabajando actualmente para reducir más el tamaño de los dispositivos de modo que dentro de algunos años, puedan navegar dentro de vasos sanguíneos más pequeños.
«La inyección y el control de nanorobots dentro del cuerpo humano, que contiene casi 100 mil kilómetros de vasos sanguíneos, es un camino prometedor que podría permitir a la medicina de intervención, apuntar en los sitios que permanencen hasta ahora inaccesibles para los intrumentos modernos, tales como catéteres,» explica el profesor Martel, director de la investigación.
Hace unos meses, unos pescadores neozelandeses capturaron un calamar gigante de 450 kilogramos, esta noticia ya la publicamos, la novedad es que una vez estudiado a fondo, su peso es de 495 kilogramos, unos 150 kilos más que el espécimen descubierto en 2003 y que poseía el récord mundial, por lo tanto, nos encontramos ante el calamar más grande que se conoce (imagen).
El científico Steve O’Shea, del Museo Te Papa Tongarewa de Wellington, donde se conserva congelado este cefalópodo gigante, declaró que es aún mayor de lo que habían calculado, pero algo más corto, pues mide 10 metros de largo en vez de los 12 estimados al principio. También aseguró que el ejemplar, cuyos ojos son tan grandes como los neumáticos de un coche, no tiene precio para los científicos.
El problema que afrontan ahora los investigadores es determinar el mejor medio de descongelarlo para acometer estudios más avanzados.
Se sabe poco de los animales de esta especie, que viven en las profundidades del mar y se cree que pueden llegar a medir hasta 14 metros de largo, aunque nadie lo sabe a ciencia cierta, ni su longevidad.
Interesante vídeo de un fenómeno tan natural y corriente como las olas del mar, pero en este caso… congeladas!
Esta sorprendente situación se grabó en Canadá, a orillas del Atlántico, y se ve claramente como las olas se van congelando a medida que llegan a la playa.