Un niño de 2 años es más inteligente que un mono por cultura, no por cerebro
Un simio es capaz de hacer pequeñas sumas y de usar herramientas que un niño de dos años no sabe ni cómo agarrar, pero el pequeño es más inteligente por haber aprendido culturalmente a interpretar intenciones y a imitar a los adultos para resolver un problema, no porque tenga más cerebro.
Es decir, la inteligencia humana se debe a una especialización de la cultura, y no a una inteligencia general asociada al mayor tamaño cerebral, según una investigación realizada durante los últimos cuatro años por un equipo internacional de científicos publicada en la revista Science.
En la investigación se han realizado una amplia batería de tests cognitivos a 106 chimpancés y 32 orangutanes, y a 105 niños de 2 años de edad. Para igualar las condiciones de aplicación de los exámenes a las diferentes especies, llegaron a poner una barrera de plexiglás entre quien realizaba las pruebas y el niño, a fin de simular el mismo entorno en el que se hacían a los simios.
Los dos obtuvieron resultados muy similares en las pruebas relativas al conocimiento del mundo que les rodea, e incluso los chimpancés fueron mejores que los niños en operaciones de rotación, sumas de pequeñas cantidades y uso de herramientas. Sin embargo, los pequeños, lejos aún de la edad de escolarización en la que aprenden a contar y a leer, tuvieron mejores resultados en tareas relacionadas con la comprensión del mundo social.
Sin esas capacidades socio-cognitivas los niños avanzarían muy poco con respecto a los grandes simios en sus capacidades matemáticas, por ejemplo, ya que no podrían utilizar los símbolos numéricos. Por lo tanto, son las habilidades socio-cognitivas las que dan la clave para entrar en el mundo de la cultura, y crecer dentro de un grupo cultural permite a los niños beneficiarse de las habilidades y el conocimiento adquiridos por el resto de la especie, acceder al uso de herramientas y símbolos, incluido el lenguaje, que otros ya han desarrollado.
Fuente: EFE