Sin duda, estamos ante una de las noticias del año, y es que por sorprendente que parezca, unos científicos rusos han descubierto en el Ártico un nuevo mineral capaz de absorber la radiación nuclear de substancias líquidas. De momento, no tiene un nombre oficial aunque se le conoce como número 27-4.
“Puede extraer sustancias radiactivas de cualquier solución en base acuosa, que después de entrar en contacto con el mineral, la solución deja de ser radiactiva y totalmente segura” aseguró Yakov Pakhomovsky, investigador jefe del instituto de Kolsky.
Cada año se descubren diez minerales distintos nuevos en el círculo ártico, pero hasta la fecha, ninguno con estas sorprendentes propiedades.
Pese a la buena noticia, los científicos aseguran que necesitan toneladas de ella y hasta ahora solamente se han descubierto algunos gramos. El siguiente gran paso es la capacidad por parte de los los científicos de sintetizarlo para su producción a gran escala. “Necesitamos aprender sus características de modo que los químicos puedan reproducirla a una escala ilimitada,” dijo Grigory Ivanyuk, del instituto de investigación de Kolsky.
Fuente: Russia Today
Vía | Meneame
Es conocido que el cerebro de un niño tiene una capacidad notable para el cambio, pero existe una controversia sobre el grado de plasticidad existente en la corteza sensorial primaria de un cerebro humano adulto.
Ahora, neurólogos del MIT y de la Universidad Johns Hopkins han conseguido demostrar que la corteza visual de un adulto se reorganiza y que el cambio afecta la percepción visual. El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Neuroscience.
Ya existían estudios previos con animales, realizados hace dos décadas, que demostraban esta posibilidad pero no se habían realizado estudios con humanos. Para la nueva investigación, intervinieron pacientes privados de visión en alguna zona ocular provocada por degeneración macular.
Los estudios confirmaron que la corteza visualmente privada (por ejemplo, el campo de visión izquierdo superior) respondía a la información que venía del campo de visión izquierdo inferior, demostrando así que la corteza privada asumía las nuevas características, un sello incuestionable de plasticidad, y eso, explicó las distorsiones visuales.
Según los investigadores, este descubrimiento podría ayudar en el diseño de futuras intervenciones para mejorar la recuperación después de una lesión cerebral o en desórdenes visuales.
Fuente: Massachusetts Institute of Technology