Un grupo de científicos de Florida (EE.UU.) descubrió que las tortugas verdes, especie en peligro de extinción, ingresan en aguas profundas tras abandonar sus nidos en la playa y se alimentan en el mar de medusas antes de volverse vegetarianas.
Los científicos desconocían a dónde se dirigían las tortugas verdes una vez que abandonaban los nidos en las arenas de las playas. «Ahora al menos sabemos su hábitat y el tipo de alimentación, algo que nos guiará hacia donde tenemos que buscar», señaló en un comunicado Karen Bjorndal, profesora de zoología y directora de centro de investigación de tortugas marinas de la Universidad de Florida.
El descubrimiento sobre la dieta alimentaria y hábitat de las tortugas verdes se produjo tras analizar los elementos químicos integrados en el caparazón de los galápagos. Los investigadores de la UF capturaron 44 ejemplares de tortuga verde cerca de Gran Inagua, en Bahamas, de las cuales 28 habían sido en años anteriores marcadas y etiquetadas con indicaciones de que procedían de ese lugar.
Se trata de un hallazgo científico muy importante que puede «ayudar a la conservación de las tortugas en peligro de extinción», algo que es imposible realizar si no se sabe dónde están», dijo la zoóloga.
La tortuga verde se encuentra en peligro de extinción debido a la pesca irresponsable y al consumo humano de sus huevos y carne.
Fuente: EFE
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Cuando las ballenas empezaron a zambullirse desde la tierra hacia el océano hace cerca de 45 millones de años, carecían de la capacidad de orientarse a través de resonancia, es decir, encontrar e identificar objetos a partir de sonidos emitidos por ellas mismas y que posteriormente rebotaban en estos. Los fósiles demuestran que cerca de 7 millones de años más tarde, las ballenas dentadas desarrollaron esta capacidad.
Algunos biólogos marinos piensan que el desarrollo del sonar en ballenas dentadas allanó el camino para encontrar alimento en la oscuridad del océano profundo. La siguiente pregunta entonces sería ¿Cómo sabían las ballenas, que comían principalmente pescados, que allí, en las profundidades del oscuro océano existía una gran fuente de alimento?
Investigadores en la Universidad de California, Berkeley han dado con la respuesta, y por irónico que parezca, parece ser que la «culpa» la tienen los calamares gigantes. Estos biólogos marinos sugieren que el calamar gigante se topaba con las ballenas cuando ascendía en el nivel marino para después volverse a sumergir hacía las profundidades, práctica que han estado realizando durante cerca de 200 millones de años.
“Cuando las ballenas desarrollaron el sonar,” explicó Nick Pyenson, investigador de la Universidad de California, “permitió que se zambulleran más profundo para seguir a los calamares en las profundidades oscuras del océano, donde descubrieron una fuente rica del alimento que era accesible las 24 horas del día.”
Los cefalópodos, tales como calamar, son el recurso más abundante y que más energía aportan del océano y son uno de los platos preferidos de las ballenas dentadas.
Los detalles de esta sorprendente investigación han sido publicados en la revista Lethaia.
Fuente: Live Science