Según un artículo publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Science, un grupo de paleontólogos han descubierto en Madagascar el fósil de un sapo gigante que mide 40,6 centímetros y pesa 4,5 kilogramos y que vivió hace unos 70 millones de años entre los dinosaurios en África.
El sapo, con una coraza gruesa y con dientes, fue una anfibio tan extraordinario que incluso podría haber devorado a
dinosaurios recién nacidos. Esto, ha hecho a los paleontólogos denominarlo como «sapo diabólico». Según sus descubridores, este anfibio pertenece a la familia de sapos que vive hoy en día en América del Sur.
Los fósiles del sapo datan de finales del periodo Cretáceo, aproximadamente unos 70 millones de años atrás.
Actualmente, la rana más grande del mundo es la que se denomina Goliath, de África occidental, que puede llegar a medir 32 centímetros y a pesar 3,3 kilogramos.
Con sus características, el «sapo diabólico» podría ser el sapo más grande que haya existido jamás, afirman los paleontólogos.
El hallazgo, además, probaría que tenía que haber existido alguna conexión terrestre con América del Sur en aquella época, quizá a través de la Antártida, entonces mucho más cálida que hoy.
Fuente: EFE
Paleontología | Comentarios desactivados en Descubren el fósil de un sapo gigante que convivió con los dinosaurios
Cada vez más avances van encaminados a la preservación del medio ambiente y la eliminación de los denominados gases de efecto invernadero. Es el caso del siguiente desarrollo, en el que un equipo de científicos de EEUU ha diseñado un nuevo material capaz de capturar el principal gas causante del cambio climático, el dióxido de carbono (CO2).
Se trata de un metal orgánico, en forma de micro-esponjas, que captura el gas a una temperatura y una presión muy elevadas. La idea es utilizarlo en el futuro para capturar el dióxido de carbono, que emiten las centrales de carbón o los vehículos, y así evitar la emisión del gas contaminante a la atmósfera.
De los varios prototipos de esponjas creadas por los científicos, la más eficiente de ellas es capaz de absorber una cantidad de CO2 83 veces superior a su propio volumen.
Para lograr estos poros «atrapagases», bautizados como ZIFs, se han unido diversos tipos de metal como el cobalto o el zinc con moléculas orgánicas. La principal ventaja es que una vez saturadas estas esponjas metálicas, pueden ser «descargadas» y ya están listas para usarlas de nuevo.
Los desarrolladores aseguran que estos nuevos materiales pueden ayudar en muchos ámbitos industriales y cotidianos amitigar los efetos de este y otros gases. Esto, claro está, si finalmente fuese viable su comercialización.
Fuente: El Mundo Ciencia