Un grupo de paleontólogos encontró en China restos fósiles de una nueva especie sorprendente. Se trata de un diminuto reptil bautizado como Nemicolopterus crypticus, («el escondido habitante alado de la floresta»), que vivió hace 120 millones de años en el Cretáceo. El fósil del esqueleto fue hallado en rocas sedimentarias de la Formación Jiufotang, en la provincia china de Liaoning.
Entre sus características, se destacan que tenía apenas 2,5 25 centímetros de envergadura, carecía de dientes y, posiblemente, habitó en la copa de los árboles y se alimentaba de insectos, como un pterosaurio diminuto.
«Es un animal que tenía una apertura de una punta a otra de las alas de 2,5 centímetros, lo que lo convierte hasta el momento en la menor especie de pterosaurios conocida», aseguran sus descubridores.
Los datos obtenidos de la nueva especie permitieron elaborar una nueva teoría sobre la evolución de los reptiles voladores, que surgieron hace unos 220 millones de años y se extinguieron hace cerca de 65 millones de años. La diferencia fundamental (de la nueva especie) está, entre otras, en la curvatura de las falanges, que son como los dedos del pie.
Los pterosaurios, que alcanzaban hasta más de 5 metros de envergadura y fueron los primeros vertebrados adaptados para el vuelo activo, tuvieron un ancestro común con los dinosaurios, pero cada grupo siguió una evolución propia.
La importancia fundamental de este descubrimiento es que abre un nuevo capítulo en la historia de la evolución de estos reptiles voladores, aseguran los paleontólogos.
Por todos es sabido que el de próstata es uno de los tipos de cáncer más común en hombres en todo el mundo, entre otras cosas, porque su detección se basa en un análisis de sangre, un método que tiene un amplio margen de error.
Ahora, un descubrimiento podría arrojar luz sobre su temprana detección y por lo tanto su prevención y cura, ya que se han logrado identificar siete genes asociados con tumores de próstata.
Para descubrirlos, se analizaron a más de 10.000 individuos, observando que estos genes están presentes en más de la mitad de todos los casos de cáncer de próstata. Y algunos de estos genes, dice el estudio publicado en la revista Nature Genetics, también podrían ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos.
«Estos resultados nos permitirán llevar a cabo «perfiles genéticos» para analizar el riesgo que los hombres tienen de desarrollar la enfermedad» aseguran los descubridores. El perfil genético requiere extraer ADN del paciente y analizarlo para ver si tiene las variaciones genéticas que lo pondría en riesgo de tumores de próstata.
Además, este hallazgo «nos permitirá acelerar el desarrollo de fármacos», prosiguen. Asegurando la «obtención de un medicamento específico en uno o dos años».
Hace poco comentaba el desarrollo de una lentilla biónica que permitía aumentar la visión de los objetos enfocados. Ahora, nos encontramos con una noticia más interesante, un equipo de científicos japoneses de la Universidad de Osaka y el Instituto Nara de Ciencia y Tecnología han desarrollado un sistema de visión artificial que hace llegar señales visuales al cerebro, lo que permitiría recuperar la visión mediante esta técnica personas ciegas.
El artilugio consiste en unas gafas de sol que llevan incorporadas unas cámaras de filmación de imágenes y en unos electrodos que se implantan en el ojo con una cirugía poco invasiva. Cada electrodo tiene una resolución similar a la de un píxel de imagen digital, y los científicos esperan llegar a implantar hasta 100 electrodos en unos años, lo que supondría que un ciego podría distinguir objetos con nitidez a 30 centímetros de distancia.
Además, el sistema incluye el implante en el ojo de un juego de electrodos de cuatro milímetros cuadrados que estimulan el nervio óptico. Una vez que las señales alcanzan el cerebro, el paciente puede ver de nuevo. La calidad de la visión conseguida por el sistema depende del número de electrodos que se implanten en el ojo, para que nos hagamos una idea, cada uno de estos electrodos es comparable con un píxel de la fotografía digital. Los electrodos implantados son flexibles gracias al uso de chips de circuitos integrados.
La idea de los investigadores es que su invento se pueda comercializar en 2012, de momento, este año, los planes son implantar, con cirugía, 49 electrodos de la tercera generación del sistema en el ojo de un paciente, con el objetivo de mejorar la eficacia del dispositivo para que permita ver algo más que luces.
Según publica la revista Stem Cell, científicos estadounidenses han creado un pez transparente que es genéticamente similar al ser humano y en cuyos órganos pueden observar el proceso de una metástasis y la producción de sangre tras un trasplante de médula espinal.
El elegido ha sido el pez cebra, que constituye un modelo para la biología humana y las enfermedades. Los peces cebra tienen tres pigmentos en su piel: refractante, negro y amarillo.
El doctor Richard White, en el Hospital Pediátrico de Boston, creó el pez transparente a través del cruce de una especie que carece de pigmento refractante con uno que no tiene pigmento negro. El ejemplar resultante tenía solamente pigmento amarillo, que le hace transparente y en el que se ven claramente el cerebro, el corazón y el aparato digestivo. Según los científicos, el pez proporciona un nuevo frente de investigación médica que rompe los moldes clásicos.
Hasta ahora, debido a su transparencia, los embriones del pez cebra habían permitido que los científicos estudiaran algunas enfermedades. Sin embargo, a medida que se desarrolla, el cuerpo de los peces cebras pierde esa transparencia. «Al cabo de cuatro semanas todo es invisible», manifestó White.
En el primer experimento con peces cebra totalmente transparentes los científicos pudieron observar el proceso de propagación de un cáncer. Al estudiar al pez bajo el microscopio, el científico comprobó que las células comienzan a invadir el cuerpo a los cinco días en un proceso de metástasis que no se había observado hasta ahora en un organismo vivo.
Las células del melanoma parecían dirigirse hacia la piel después de abandonar la cavidad abdominal y no a otras partes del organismo «lo que nos indica que esto no ocurre al azar. Saben dónde tienen que ir», indicó White. Se abre así, una nueva e interesante vía de investigación de un proceso tan letal como la metástasis.
Atrás quedaron los años dorados del Concorde, el elevado coste y un fatal accidente aceleraron su fin. Pero el interés por ofrecer vuelos comerciales a velocidades de vértigo no cesan, la compañía británica Reaction Engines ha presentado un nuevo avión de pasajeros supersónico, que podrá llegar desde Europa occidental a cualquier parte de Australia, Asia o Sudamérica en menos de cinco horas.
Esta novedosa aeronave, bautizada como A2, es impulsada por hidrógeno líquido, puede desplazarse a una velocidad superior a 6.000 kilómetros por hora, triplicando así, las prestaciones del difunto Concorde.
Pese a las ganas de probar el nuevo prototipo, este no estará disponible hasta dentro de 25 años, tendrá una capacidad de 300 plazas y una autonomía de 20000 kilómetros. La única pega, al viajar a tanta velocidad el avión no dispondrá de ventanillas, importante para aquellos pasajeros que puedan padecer claustrofobia.
Una nueva y sorprendente forma de acabar con los virus está siendo investigada, agitarlos hasta no dejar rastro o al menos eso creen unos científicos que han determinado de forma matemática las frecuencias en las que los virus podrían morir a causa de estas sacudidas.
«La cápsida de un virus es algo así como la concha de una tortuga», dijo el físico Otto Sankey de la Universidad del Estado de Arizona. «Si agitamos mediante vibraciones mecánicas esta cáscara, el virus puede ser desactivado»
Y este científico habla con conocimiento de causa, pues una reciente evidencia experimental ha demostrado que los pulsos láser sintonizados a la frecuencia adecuada puede matar algunos virus. Sin embargo, no es fácil determinar estas frecuencias.
Para agilizar la búsqueda, Sankey y su compañero Eric Dykeman han desarrollado una forma de calcular el movimiento vibracional de cada átomo en un virus encapsulado. A partir de esto, se pueden determinar las más bajas frecuencias de resonancia. Como ejemplo de su técnica, el equipo ha encontrado que el virus de la necrosis resuena fuertemente alrededor de los 60 Gigahertz.
De momento, «este es campo muy nuevo, y hay tan pocos experimentos, que la ciencia aún no ha tenido tiempo suficiente para demostrar su valía», dice el propio Sankey, por lo que tendremos que esperar todavía unos años.
En más de una ocasión se ha cuestionado el método de la inyección letal. Ahora, un estudio científico realizado en la Universidad de Miami parece ratificar que este cóctel mortal no causa una muerte instantánea e indolora como aseguran sus defensores, sinó una muerte por asfixia química en la que los enjuiciados podrían ser conscientes de su muerte y sentir dolor.
La acumulación de nitrógeno en el suelo de los países industrializados tiene como resultado una pérdida gradual de especies vegetales, según un estudio publicado en la revista científica Nature.
El incremento de esas concentraciones de nitrógeno superior a las naturales se debe a la actividad humana, sobre todo al uso de fertilizantes agrícolas y a la quema de combustibles fósiles. Estas actividades han hecho que la deposición de nitrógeno en los países ricos se produzca actualmente a un ritmo hasta siete veces superior al que existía en la etapa preindustrial. Dentro de 50 años, el ritmo de crecimiento de la deposición de nitrógeno en los países asiáticos y latinoamericanos en vías de desarrollo habrá alcanzado el actual de los países ricos.
La nota esperanzadora es que científicos de la Universidad de Minnesota han descubierto, sin embargo, que los efectos del exceso de nitrógeno en la tierra son reversibles, aunque en un plazo de años.
Cuando un suelo sometido a concentraciones de nitrógeno superiores a las naturales deja de recibir ese tipo de deposiciones, comienza a recuperarse de sus efectos y la vida vegetal vuelve a proliferar.
Cuando hoy me he levantado y he visitado las páginas que suelo leer sobre ciencia, prácticamente todas se hacían eco de esta noticia, ya sean páginas de habla hispana, como inglesa, la difusión alrededor del mundo ha sido espectacular. Y no es para menos, científicos británicos de la Universidad de Newcastlehan logrado fecundar un embrión in vitro a partir del ADN de un hombre y dos mujeres, en lo que consideran un hito en este tipo de técnicas.
La primera pregunta que nos podemos hacer es ¿para qué?, según los investigadores, esto permitirá erradicar una serie de enfermedades hereditarias, incluyendo ciertos tipos de epilepsia así como a ayudar a aquellas mujeres que padecen defectos mitocondriales, los que se cree, podrían ser la causa de cerca de medio centenar de patologías.
Para lograr esta hazaña los científicos realizaron un transplante de mitocondria en diez embriones severamente anormales descartados de tratamientos tradicionales de fertilidad asistida. A pocas horas de su creación, se retiró el núcleo (que contiene el ADN del madre y el padre) y se lo implantó en otro óvulo vaciado de gran parte de su carga genética.
Estos embriones comenzaron a desarrollarse normalmente, pero los investigadores decidieron destruirlos a los seis días. De hecho, sólo tienen permiso para hacer pruebas de laboratorio pero no para ofrecer esta técnica como un posible tratamiento en humanos. Almenos, de momento…
Varios científicos agrícolas neozelandeses, en colaboración con colegas japoneses, han desarrollado una cebolla que no provoca lágrimas al ser cortada.
La hortaliza, de Crop & Food Research, tiene un aspecto convencional, pero tiene 500 veces menos del componente irritante que provoca las lágrimas.
Para lograr mantener el sabor, pero eliminando las lágrimas, la nueva cebolla ha sido elaborada silenciando el gen que produce la enzima que pone en funcionamiento las glándulas lacrimógenas. La cebolla suelta esta enzima al ser cortada, dando paso a una cadena de reacciones químicas que resultan en una sustancia irritante que estimula las glándulas de los ojos, provocando las lágrimas.
Para probar la eficacia del «invento», los investigadores aplastaron cantidad de cebollas en el laboratorio, sin que a ninguno de ellos le cayera una sola lágrima. Algunos ya aseguran que la nueva cebolla será un elemento fundamental en las cocinas familiares de todo el mundo.