Según una reciente investigación la dieta que siguen las madres en el momento de la concepción de sus bebés podría condicionar el género de éstos. Muchas calorías y desayunos regulares aumentarían las probabilidades de engendrar varones y quizá por eso, haya descendido el número de nacimiento de niños en los países desarrollados.
El estudio ha sido realizado por investigadores de las Universidades de Exeter y Oxford y se centró en 740 mujeres embarazadas en el Reino Unido, a quienes se les solicitó un registro de sus hábitos alimenticios antes y durante las primeras etapas del embarazo.
Los investigadores descubrieron que el 56% de las mujeres con la ingesta más alta de energía propiciaba hijos barones varones, en comparación con el 45% entre las mujeres con menor aporte calórico.
El promedio de ingesta calórica para las mujeres que habían tenido hijos fue de 2413 por día, en comparación con 2283 calorías diarias para las mujeres que habían tenido niñas.
Las mujeres que tenían hijos también fueron más propensas a ingerir una cantidad mayor y más amplia gama de nutrientes, incluyendo potasio, calcio y vitaminas C, Ey B12, así como cereales para el desayuno.
Los investigadores concluyen diciendo que «se ha observado en algunos estudios con animales que incluso pequeños cambios en la dieta femenina puede afectar a la salud lo largo de la vida de la descendencia, por lo que es importante que la madre tenga una nutrición adecuada en el momento de la concepción ya lo largo de su embarazo.»
Fuente: BBC Science
Más misterio se suma a las múltiples teorías existentes sobre la construcción de las pirámides de Egipto. La investigadora El investigador Linn W. Hobbs, profesor de materiales en el Massachusetts Institute of Technology, asegura que los antiguos egipcios podrían haber moldeado los bloques con que fueron construidas a partir de material sintético en vez de haberlos esculpido en canteras. Esto supondría la invención del hormigón 2000 años antes de lo que se creía actualmente.
Según los arqueólogos no hay evidencias de que las pirámides hayan sido construidas a partir de materiales sintéticos, pero Hobbs no lo tiene tan claro, y cree que los antiguos egipcios no sólo eran grandes ingenieros sino también expertos en materiales.
Esta innovación había ahorrado miles de horas de trabajo, y sería más creíble teoría de que no se utilizaron miles de esclavos trabajando sin parar para su construcción.
Hobbs concluye que “Tal vez los antiguos egipcios no nos dejaron tan sólo misteriosos monumentos y momias. Tal vez ellos inventaron el hormigón 2000 años antes que los romanos”, concluyó.
Vía | EspacioCiencia
Fuente: Boston Globe
Las mariposas y las polillas son famosas por su impactante metamorfosis de orugas que se arrastran hasta convertirse en adultos alados. Estos cambios no sólo afectan a la forma del cuerpo, sino también al estilo de vida, la dieta y la dependencia de señales sensoriales específicas y hasta ahora se creía que una etapa y la otra no tenían relación en cuanto a recuerdos entre ellas. Sin embargo, unos científicos de la Universidad de Georgetown han descubierto que sí pueden recordar lo que aprendieron cuando eran orugas.
Los autores de este estudio comprobaron que las orugas larvales de Manduca sexta, conocidas popularmente como gusanos cornudos del tabaco, podían ser adiestradas para que aprendieran a evitar determinados olores que aparecían asociados a un dolor moderado. Cuando las polillas adultas emergían de las crisálidas de las orugas entrenadas, también evitaban los olores, demostrando así que eran capaces de retener su memoria larval.
El estudio de la Universidad de Georgetown es el primero en demostrar definitivamente que la memoria asociativa puede sobrevivir durante la metamorfosis en los insectos y también plantea nuevos interrogantes sobre la organización y persistencia del sistema nervioso central durante la metamorfosis.
Los descubrimientos efectuados en el nuevo estudio sugieren que la retención de recuerdos depende de la madurez de los cerebros en desarrollo de las orugas ya que las orugas con menos de 3 semanas de edad aprendieron a evitar el olor, pero no podían recordar la información en su etapa adulta, mientras que las orugas de mayor edad instruidas al final de su fase larval antes de formar la crisálida, aprendieron a evitar el olor y recordaron la información en su etapa adulta.
Fuente: Georgetown University