Según un estudio publicado en la revista Nature, científicos de la Universidad de Princeton (EEUU) han captado el momento exacto del nacimiento de una supernova, un acontecimiento del que sólo se tenían imágenes de horas o días después de que ocurriera.
La mayoría de las estrellas masivas terminan su corta vida en medio de una espectacular explosión, que da lugar al nacimiento de una supernova. Esta explosión sintetiza nuevos materiales y contribuye a la evolución de la galaxia.
El equipo de investigación de Princeton, fue testigo casual del nacimiento de una supernova en galaxia de la constelación Lince situada a 90 millones de años luz de la Tierra.
Mientras estudiaban la emisión de rayos X de una supernova que se apagó un mes antes, pudieron captar el estallido de rayos X «extremadamente luminosos» que se produjo en el preciso momento de la explosión de la estrella madre.
Utilizando el satélite Swift, perteneciente a una misión conjunta de la NASA con el Science Technology and Facilities Council (STFC) del Reino Unido y la Agencia Espacial Italiana, pudieron registrar las emisiones de rayos X durante cinco minutos, y atribuyeron el nacimiento de la supernova a la onda expansiva de la estrella masiva que muere.
Imagen: Una imagen del observatorio Gemini muestra la galaxia NGC 2770. Arriba, ampliada, se muestra la supernova 2008D.
Fuente: EFE
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Navegando por la categoría de ciencia de meneame me he encontrado un vídeo sorprendente, un pez que surca los aires durante nada menos que 45 segundos a una velocidad de 30 Km/h, hasta la fecha, el vuelo más largo jamás filmado.
La grabación ha sido realizada por un equipo de la televisión japonesa, en el Mar de Japón. Tal hazaña está al límite de lo físicamente tolerable para el sistema de branquias de este animal.
Hace unos 400 millones de años, algunos peces salieron del agua para posteriormente convertir sus aletas lobuladas en patas, dando lugar a los anfibios primitivos. Durante millones de años, estos gigantescos y rudimentarios cocodrilos camparon a sus anchas por el planeta hasta desaparecer repentinamente dejando como herederos a los anfibios actuales (ranas, sapos, salamandras…).
Hasta la fecha, los antropólogos no han logrado encontrar la pieza del rompecabezas en el paso de unas especies a otras, pero un reciente estudio, de la Universidad de Calgari (Canadá) y publicado en la revista Nature cree haber encontrado la solución a este rompecabezas evolutivo.
Parece ser que la clave la tenía «escondida» el fósil de un insólito animal, el «Gerobatrachus hottoni» (en la imagen) que vivió hace unos 250 millones de años, antes de que apareciera el primer dinosaurio.
Estos científicos han determinado que el fósil posee un chásis similar a los primeros y desaparecidos cocodrilos pero otras características son análogas a las de los actuales sapos, ranas y salamandras.
La calavera, la columna y la dentadura presentan rasgos que persisten en ranas y salamandras como por ejemplo dos huesos fusionados en el tobillo, una característica habitual en las salamandras; y su cráneo es ancho, como el de las ranas. El número de vértebras está a medio camino entre el de ranas y salamandras y el de los anfibios primitivos.
Pese a estas evidencias, algunos científicos prefieren ser prudentes y esperar a realizar más pruebas o bien hallar más evidencias al respecto, aunque por el momento, esta sería la explicación más razonable.
Imagen: Recreación del «Gerobatrachus hottoni». Michael W. Skrepnick.
Fuente: Público