Científicos del CalTech (California Institute of Technology) acaban de lograr un hito en lo que a «ciencia-ficción» se refiere, crear el primer robot que actúa como interfaz neurológico al cerebro.
Se trata de un dispositivo (en la imagen) que se debe implantar y que ya ha sido probado en primates. Sus aplicaciones serán tan importantes como extender la vida útil a las prótesis cerebrales y proveerlas de un inmenso poder de amplificación de señales e integración cerebral.
El funcionamiento consiste en una vez implantado sobre el cerebro, los brazos ultra-microscópicos que contiene con unos sensores al final de estos, se mueven sobre las distintas áreas de la superficie del cerebro captando señales.
Al rastrear el cerebro, estos sensores detectan los patrones en los que los científicos están interesados (áreas dedicadas a procesar memoria, habla, vista, etc), y una vez reconocido el patrón detectan en qué posición las señales se captan mejor. Cuando se obtiene una ubicación ideal, los «nano-brazos» se asientan en posición e inician el proceso de transmisión de datos desde y hacia dispositivos artificiales y externos al cerebro.
Pese a que todavía no se ha probado en humanos, estamos ante un avance que hace algunos años sólo sería producto de cómics futuristas.
Traducción: Eliax
Fuente: Primidi
A todos nos ha pasado en más de una ocasión sentir cierta timidez ante determinadas situaciones cotidianas. La responsable de esto es una hormona, que según unos investigadores de la Universidad de Zurich, se podría suministrar en forma de spray nasal y así aumentar la confianza en estas situaciones.
La revista Neuron publica que los investigadores lograron identificar los centros del cerebro que se activan cuando la persona ve traicionada su confianza, logrando suprimir esta actividad administrando al cerebro oxitocina (OT), un compuesto que ha sido llamado «hormona del amor». El hallazgo no sólo ofrece valiosa información sobre los procesos neurológicos involucrados en la confianza, sino que también podrían ayudar a entender y tratar trastornos sociales como las fobias y el autismo.
En la investigación se utilizaron voluntarios dispuestos a realizar un juego en el que ponían su dinero a manos de un inversor. Este podía decidir si obtenía ganancias o se quedaba el dinero deliveradamente.
Los voluntarios también recibieron dosis de spray nasal de OT o de un placebo. En el grupo del placebo, los participantes a quienes se traicionó su confianza se vieron menos dispuestos a invertir. Pero los jugadores que recibieron oxitocina continuaron entregando su dinero y confiando en los administradores.
Los científicos afirman que los resultados preliminares parecen prometedores, aunque se debe continuar investigando, sobretodo para tratar enfermedades como el autismo, enfermedad también relacionada al temor de las situaciones sociales y problemas para interactuar con los demás.
Fuente: BBC Ciencia