Otra nueva noticia para alimentar la posibilidad de que algún día «resucitemos» especies extinguidas. Primero fue el Mamut, y ahora, según la publicación Genome Research, el mismo equipo ha logrado lo mismo con el tigre de tasmania, un marsupial que se declaró extinto en 1936.
Un equipo de investigadores internacionales con la presencia del español Juan Luis Arsuaga, ha repetido el procedimiento empleado con el mamut, consistente en aislar el ADN encapsulado en el pelo.
Se han utilizado dos ejemplares conservados en museos uno disecado y el otro sumergido en alcohol (en la imagen), demostrando así que la técnica no precisa animales conservados en hielo, como era el caso de los mamuts, pudiendo lograr secuencias a partir de colecciones almacenadas en museos de todo el mundo.
Los genes secuenciado son los mitocondriales, heredados exclusivamente por línea materna. Ahora, el siguiente paso es secuenciar el genoma nuclear completo.
Fuente: Público
Los agujeros negros (aquellos enormes espacios invisibles que succionan todo lo que los rodea) podrían haber aparecido antes que las galaxias que los albergan.
El hallazgo podría cambiar el conocimiento actual respecto a cómo se formaron las primeras galaxias y el rol de los agujeros negros en el Universo, ya que se cree que la mayoría de las galaxias o todas tienen agujeros negros en su centro. De hecho, el mes pasado ya comentamos que nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene un agujero negro en su centro.
Ahora, un equipo de astrónomos han encontrado un vínculo claro entre el tamaño del agujero negro, medido por su masa, y la galaxia en la que se encuentra. Según los científicos, la masa de un agujero negro es cerca de una milésima parte de la masa de la galaxia que lo rodea.
«Esta proporción constante indica que el agujero negro y la galaxia afectan mutuamente a su crecimiento en cierto tipo de relación interactiva», explicó Dominik Riechers, del Instituto de Tecnología de California.
Usando el telescopio Very Large Array (VLA) en Nuevo México, se ha logrado calcular cómo eran en su origen, en momentos próximos al Big Bang, hace unos 13.700 de años.
«Finalmente hemos sido capaces de medir las masas de los agujeros negros y las galaxias como eran en los primeros miles de años luego del Big Bang y la evidencia sugiere que la proporción constante observada podría no haberse mantenido en los inicios del universo, siendo los agujeros negros en estas galaxias jóvenes son mucho mayores comparados con las galaxias vistas en el universo cercano. Esto significaría que los agujeros negros comenzaron a crecer primero», concluyeron los investigadores.
Fuente: Reuters