Hacia tiempo que no colgaba ningún vídeo grabado a cámara super-lenta (1, 2 y 3) que tanto me gustan, así que cuando me he cruzado con este en pixel y dixel no lo he dudado ni un minuto, y aquí tenéis una cerilla encendiéndose a 4000 fotogramas por segundo.
Por increíble que parezca una nueva tecnología permite en España controlar uno a uno los árboles de los bosques mediante esta nueva técnica de radar aérea.
La precisión es tal que además de medir correctamente la masa forestal, permite conocer con exactitud el dióxido de carbono (CO2) que retiene y que retendrá la biomasa que está en continuo crecimiento.
El radar en cuestión se llama Light Detection and Rangig (LIDAR) y a bordo de un avión es capaz de rastrear el bosque con una precisión de 20 centímetros en horizontal y 15 centímetros en altura. Lanza 150.000 impulsos por segundo que peinan una banda del territorio de 600 metros de ancho. Cuando rebota el láser se detecta mediante GPS la posición.
«Es una tecnología puntera de una precisión asombrosa, que nos permitirá conocer cuánto CO2 mantienen fijado nuestros bosques y las previsiones de los próximos años según el manejo que hagamos», aseguran los que lo han utilizado. «Con LIDAR medimos absolutamente todo: las alturas y densidades de cada árbol. También su edad y diámetro, que nos permite conocer cuánto CO2 más podrá fijar durante su crecimiento. Ya sólo basta aplicar un programa informático en el que se introduce la especie, y tenemos el volumen de CO2 fijado en cada masa forestal», aseguró el ingeniero forestal Diego Cuasante.
Os recomiendo encarecidamente que veáis el siguiente vídeo, es sencillamente sorprendente. Explican como el desarrollo de prendas «invisibles» está mucho más cerca de lo que podíamos imaginar.
El dispositivo en cuestión está creado en la Universidad de Duke, y es capaz de hacer los objetos invisibles en la región del espectro perteneciente a las microondas. El siguiente paso sería modificarlo para trabajar en infrarrojo y luz visible, y de este modo ocultar objetos 3D a los ojos humanos.
También veremos el desarrollo de unos científicos japoneses con la misma finalidad pero utilizando cámaras, un proyector y una superfície reflectante, asombroso.
Superando las más ambiciosas fantasías de Hollywood, un grupo de científicos halló los restos fósiles de la mayor serpiente del mundo: un animal de 13 a 14 metros de largo y más de mil kilogramos de peso. Probablemente se alimentaba de los antepasados de los cocodrilos en un bosque hace 60 millones de años.
«Este ser pesa más que un bisonte y es más largo que un autobús urbano», comentaron los descubridores. «Fácilmente podía comerse algo del tamaño de una vaca. Un ser humano sería presa fácil», aseguraron.
El hallazgo se publica en la revista Nature y ha sido bautizada como Titanoboa cerrejonensis, que significa «boa colosal de Cerrejón», la región donde fue hallada.
Aunque relacionada con la moderna boa constrictora, se comportaba más como una anaconda y pasaba todo el tiempo en el agua. Podía deslizarse sobre tierra y también nadar.
Imagen: Comparativa de un hueso de columna una anaconda verde que existe actualmente (al frente de blanco) y una de las vértebras halladas por los científicos (detrás).
Fuente: AP
Los primeros animales que habitaron la Tierra carecían de huesos y conchas, se trataba de un grupo de especies de esponjas marinas pertenecientes a las extintas Demosponjas.
Acceder al registro fósil de estas especies es sumamente complicado, ya que carecían de los esqueletos minerales que sí tienen sus congéneres modernos y que además, son famosos por las espectaculares formas geométricas que generan. Sin huesos ni exoesqueletos la datación es compleja, hasta la fecha, los paleontólogos situaban la aparición del animal más antiguo alrededor de hace 635 millones de años, después de una gran glaciación que da nombre al periodo Criogénico, en el Precámbrico.
Pero ahora, una nueva investigación publicada en la revista Nature y realizada por científicos de la Universidad de California, han demostrado la presencia de estos animales antes del final del citado periodo glacial.
Para llegar a esta conclusión y debido a la ausencia de fósiles, los investigadores tuvieron que rastrear en una secuencia de estratos sedimentarios, situada en Omán y especialmente bien conservada, unas moléculas derivadas de las membranas celulares de los seres vivos que permiten distinguir y clasificar el organismo del que proceden. Lo que encontraron fueron diferentes concentraciones de un esteroide con 30 átomos de carbono.
Y aquí está la sorpresa, ya que la única fuente conocida de estos biomarcadores son las Demosponjas y posiblemente la alimentación de estas esponjas pudieran afectar al ciclo de carbono marino lo suficiente como para dejar huella en el registro biogeoquímico del mar.
El esperado momento en que un animal considerado extinto «renace» gracias a la clonación ya ha llegado. Lejos de ser un dinosaurio como muchos anhelan, se trata de una cabra, la cabra hispánica.
Autóctona de España, el último espécimen conocido murió en el año 2000, pero un grupo de científicos lograron almacenar congelado tejido con ADN antes de su fallecimiento. Tras utilizarlo para reemplazar el ADN en cabras comunes de hoy día, se ha logrado que naciera un clon del animal desaparecido hace 9 años.
Si la noticia de por si ya es buena, hay que destacar que la técnica utilizada requiere de ADN en buen estado, y en la actualidad disponemos de ADN de dinosaurios en mosquitos conservados en ámbar, y un huésped actual, capaz de alojar el huevo.
Para abrir boca, muchos ya auguran la clonación del mamut lanudo, una vez secuenciado su genoma y utilizando como huésped un elefante. Sin duda, una gran noticia que nos hace volar la imaginación a más de uno.
Si hace un tiempo anunciábamos lo mismo con un planeta tres veces mayor que la Tierra, apenas 7 meses después se encuentra otro con tan sólo dos veces el diámetro de nuestro planeta.
Astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias y gracias al satélite CoRoT, han descubierto este planeta fuera del sistema solar, con una temperatura entre 1.000 y 1.500 grados centígrados y con una superficie seguramente rocosa o cubierta de lava.
Este nuevo planeta, que tiene un diámetro aproximadamente el doble que el de la Tierra, recibe el nombre de CoRoT-Exo-7b, y está muy cerca de su estrella principal, por eso su temperatura es tan elevada.
La detección se produjo por medio del método de tránsito, es decir, mediante el ligero oscurecimiento del brillo de la estrella cuando el planeta pasa regularmente delante de ella, cada 20 horas terrestres.
La mayoría de los más de 330 planetas descubiertos hasta ahora son gigantes compuestos sobre todo de gas, como Júpiter y Neptuno, y en el caso de CoRoT-Exo-7b su densidad aún no ha sido determinada, aunque podría tratarse de un objeto rocoso, como la Tierra, o bien estar cubierto de lava líquida o tratarse de una mezcla de ambos tipos.
Identificar la naturaleza de este planeta requerirá muchas investigaciones futuras, y es posible que deba considerarse este descubrimiento como el comienzo de la astronomía exoterrestre, indicó Hans Deeg, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y miembro del equipo del descubrimiento.
Fuente: EFE
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