Crean embriones humanos sin necesidad de esperma
Paul de Sousa, de la universidad de Edimburgo, anunció en el Festival de la ciencia BA de Dublín el éxito logrado por su equipo en la creación de «embriones vírgenes», o partenotes, al estimular en un óvulo humano la división como ocurre en un embrión sin que la célula del esperma masculino aporte material genético alguno.
La noticia surge justo un día después de que la Autoridad de fecundación humana y embriología británica autorizara la transferencia de los componentes de un embrión humano a un óvulo sin fecundar de otra mujer, algo que excede los límites de la investigación reproductiva.
Se espera que estos embriones concebidos vírgenes marquen una nueva vía que dé origen a células y tejidos femeninos para una variedad de experimentos y tratamientos. El equipo de Edimburgo, que trabaja en el Instituto Roslin donde se produjo la clonación de Dolly, utiliza unos 300 óvulos humanos de donantes voluntarias para crear una media docena de blastocitos partenotes, embriones humanos de unas 50 células que se pueden utilizar como fuente de células madre.
En la reproducción normal, los óvulos expulsarían la mitad de su material genético para estar preparados y recibir el complemento masculino que aporta la célula del esperma. Para la creación de partenotes, se cultivaron en un laboratorio los óvulos de forma que mantuvieran todos sus cromosomas; aproximadamente la mitad pudieron crecer con éxito y fueron convencidos mediante descarga eléctrica para que comenzaran a dividirse. Pero sólo cinco de cada cien se desarrollaron hasta llegar a la fase de blastocito y, para entonces, con sólo la mitad del número habitual de células. Rechazando cualquier objeción sobre la eficiencia de este proceso, el doctor De Sousa aclara que «es una lotería y se trata simplemente de aportar tejido para utilizarlo en la experimentación».
Los embriones crecieron mediante un proceso llamado partenogénesis, que en griego significa «nacimiento virgen» y que ocurre de forma bastante natural en plantas y una serie de animales, como las abejas y las hormigas e incluso en unos pocos lagartos. Los humanos como otros mamíferos no siguen este proceso debido a la impresión, un proceso de regulación genética que garantiza la necesidad de que ambos genes de la madre y del padre contribuyan para que el embrión se desarrolle completamente. Hasta el momento, los científicos han inducido partenotes de forma artificial en criaturas como ratones y monos, que a menudo han resultado en un desarrollo anormal.
Los genes impresos son aquellos cuya expresión está determinada por la contribución de los padres; estos genes violan la norma usual de herencia de que los grupos de genes de ambos padres se expresan por igual. Un pequeño número de genes en los mamíferos, alrededor de 80 en la última contabilización, se ha descubierto que son genes impresos. Debido a que la mayoría de los genes impresos están en estado de represión, bien el gen maternal se expresa exclusivamente porque el del padre es un gen impreso o viceversa. El proceso comienza durante la formación de gameto cuando, en los machos, ciertos genes son impresos en el desarrollo del esperma y, en las hembras, están impresos en el óvulo en desarrollo. Todas las células del embrión resultante tendrán el mismo grupo de genes impresos de su madre y de su padre exceptuando las células «germoplasma» que están destinadas a crear gametos (óvulos o células de esperma), en los que todas las huellas, tanto maternales y paternales, son borradas.
La impresión genética es un proceso muy importante, la herencia deliberada (experimental en ratones) o accidental (en humanos) de dos copias de un cromosoma concreto de un progenitor y ninguno del otro es normalmente mortal, también la herencia de dos copias de uno de los genes de la madre y ninguna del padre, o viceversa, puede producir defectos serios en el desarrollo. Además, un fallo en la impresión en las células somáticas podría causar cáncer.
Ésta es la razón de que los científicos estén interesados en utilizar células de partenotes, que puedan aportar alguna luz sobre la clonación, un proceso que perturba la impresión genética, y sobre la relación entre la impresión defectuosa y la enfermedad. La partenogénesis ofrece también la oportunidad de dar origen a células de mujeres que padecen enfermedades genéticas serias, permitiendo un estudio detallado de los efectos celulares de estas enfermedades y, en teoría, las células madre obtenidas por este método podrían utilizarse para crear tejido de sustitución para una mujer que hubiera desarrollado ciertas enfermedades. El doctor De Sousa dijo en la reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia-BA, que «por el momento no hemos conseguido obtener células madre de estos embriones pero ésta sigue siendo nuestra aspiración».
Algunos científicos habían pensado que la utilización de partenotes en la investigación podría evitar las objeciones de los grupos pro vida. El doctor De Sousa no comparte esta opinión, como lo confirman las declaraciones de consternación vertidas por estos grupos a la prensa, y declaró que «alguien que tenga una postura pro vida considerará inaceptable cualquier uso de óvulos y embriones para fines no reproductivos». El doctor De Sousa insistió también en que no hay planes de implantar embriones para dar un origen a un embarazo y, además, los términos que autorizan la investigación lo prohíben de todas formas.
Se escuchan también dudas basadas en fundamentos técnicos, que argumentan que el grado de manipulación genética que se requiere para lograr la partenogénesis hace que esta ruta de células madre embrionarias sea innecesariamente complicada, e incluso la clonación de embriones humanos parece un enfoque más simple. El doctor De Sousa cree, sin embargo, que durante las fases iniciales de la investigación con células madre los científicos tienen que mantener diferentes opciones abiertas. «Queremos estas líneas celulares principalmente para la investigación», declaró. «Tanto la clonación como la partenogénesis crean células con alteraciones, y es del todo posible que ello implique que las líneas de células madre clonadas no sean utilizables para modelos de investigación o terapias».
Fuente: BA Festival of Science
Traducción: Cordis