Los robots inteligentes tendrán tres niveles de conciencia
Los conocimientos interdisciplinares de la Ciencia Cognitiva Corporizada y la Nueva Inteligencia Artificial permiten concebir sistemas avanzados con capacidad de autogobernarse. El máximo nivel de estos sistemas lo representa la así llamada Arquitectura de Tres Capas, que incluye tres procesos diferentes afines a la teoría de Freud sobre la integración del Ello, el Super-yo y el Yo. Los niveles reactivo, deliberativo y reflexivo serán las características futuras de los robots inteligentes.
Los agentes pueden definirse de varias maneras y no existe a la fecha ninguna definición universalmente aceptada. En su forma más simple, un agente es un sistema complejo adaptativo que puede sensar y actuar sobre su entorno (que puede ser real o simulado) [Moriello, 2005, p. 137].
Para Stuart Russell y Peter Norvig, un “agente” es todo aquello que puede verse como percibiendo su entorno a través de sus sensores y actuando sobre dicho entorno por medio de sus efectores [Russell y Norvig, 1996, p. 33]. Es decir, su característica principal es que “está situado” (situatedness): está inmerso dentro de un entorno local, con el cual interacciona y el cual influye –de forma directa– sobre su comportamiento [Florian, 2003] [Muñoz Moreno, 2000] [Innocenti Badano, 2000].
Un “agente autónomo” es aquel que interactúa –por sí mismo– con su entorno circundante. Para eso, debe ser capaz de percibir, razonar y actuar. En otras palabras, debe poseer adecuados sensores que le permitan recolectar la información proveniente tanto de su intorno como de su entorno (percibir); tiene que ser capaz de convertir esa información en conocimiento y poder utilizarlo para alcanzar sus objetivos (razonar); y debe disponer de apropiados efectores que le permitan modificar dicho medio ambiente (actuar) [Moriello, 2005, p. 221/2].
Agentes Inteligentes
Un “agente inteligente autónomo” es aquel que puede descubrir y registrar si una acción hecha en una situación dada fue favorable [Fritz, García Martínez y Marsiglio, 1990, p. 3] [García Martínez, 1997, p. 3]. De esta manera, puede acumular experiencias y ajustar su comportamiento a medida que va aprendiendo.
Los animales perciben su entorno (y su intorno) a través de sus sistemas sensoriales; procesan dicha información (asimilándola, clasificándola e interpretándola) a través de los circuitos neuronales de su corteza cerebral; y actúan –hacia afuera– gracias a su aparato óseomuscular y –hacia adentro– gracias a sus mecanismos homeostáticos. Pero el proceso global no es unidireccional y lineal, sino circular y cíclico: la percepción reinterpreta la realidad a través de la acción, del movimiento del cuerpo [Moriello, 2005, p. 233].
Por último, conviene mencionar que, aunque no necesariamente, un agente inteligente autónomo “está corporizado” (embodiment): tiene un cuerpo físico apto para experimentar su entorno de manera directa. Sus acciones tienen una realimentación inmediata sobre sus propias percepciones [Florian, 2003] [Muñoz Moreno, 2000] [Innocenti Badano, 2000].
Regulaciones y Controles
Se puede definir el concepto de “gobernanza” (traducción del vocablo inglés “governance”) como la manera en que un sistema complejo se auto-gobierna (se auto-guía y se auto-dirige) hacia un objetivo definido con anterioridad.
El objetivo fundamental intrínseco (o sea, el “atractor” principal) de todo sistema es su propia supervivencia; no obstante, también existen varios sub-objetivos. Así, según el psicólogo norteamericano Abraham Maslow, en el ser humano hay una jerarquía de objetivos que se intentan satisfacer: fisiológicos, de seguridad, de pertenencia, de estima y de realización personal.
Un agente autónomo presenta diferentes mecanismos de regulación que le permiten mantener su equilibrio dinámico. Dichos mecanismos están compuestos, a su vez, por diferentes circuitos de realimentación (tanto negativos como positivos).
Cuanto más complejo sea el agente, dispondrá de una mayor cantidad de mecanismos de regulación y de diferentes niveles de regulación. El conjunto de los diferentes mecanismos de regulación constituye una jerarquía y cada nivel oficia de “árbitro” sobre los mecanismos de regulación de los niveles inferiores.
Agentes Autónomos Inteligentes
Los “agentes autónomos naturales” (o sea, los animales) cuentan con la suficiente cantidad de mecanismos automáticos de regulación interna que le garantizan su supervivencia, al menos durante un período de tiempo relativamente prolongado [François, 2005].
Los “agentes inteligentes autónomos naturales” (o sea, los seres humanos, como individuos o como grupos organizados) adquirieron –con el neo-cortex de su cerebro– la capacidad de intervenir sobre algunos automatismos de las regulaciones a fin de modificarlos. Es lo que comúnmente se conoce con el nombre de “controles” [François, 2005].
Los “agentes inteligentes autónomos artificiales” (o sea, los robots inteligentes) son, en esencia, sistemas complejos que presentan una precisa estructura mecánica poliarticulada gobernada por un sofisticado sistema de control electrónico.
La clave del robot es el gobierno de cada uno de sus componentes, de manera tal de medir, controlar y modificar –con continuidad y rapidez– todas las variables que intervienen (movimiento de las extremidades, velocidad de los motores, posición del cuerpo, presión de los fluidos, aceleración de la masa) en función de los propios objetivos y del entorno en donde está inmerso [Moriello, 2005, p. 172/3].
Robots Inteligentes
Independientemente de su tipo, y a grandes rasgos, los robots están formados por diferentes subsistemas [Moriello, 2005, p. 172/3]:
La Arquitectura “de tres capas”
Como es obvio, la complejidad del entorno tiene una relación estrecha con la complejidad del sistema de control que gobierna el comportamiento de la máquina. En efecto, si el robot tiene que reaccionar rápida e inteligentemente en un ambiente dinámico y desafiante, el problema del control se torna muy difícil. Si el robot, en cambio, no necesita responder de manera rápida, se reduce la complejidad requerida para elaborar el control [Mataric, 2002].
En la “arquitectura de tres capas” se pueden considerar tres clases diferentes de procesos [Davis, 1998] [Sloman, 1996], a semejanza de la hipótesis neurológica de MacLean del cerebro trino o de la hipótesis psicológica de Freud de la interacción entre el “Ello” (o colección de impulsos instintivos), el “Super-yo” (que incluye los objetivos y las prohibiciones sociales de alto nivel) y el “Yo” (que resuelve o suprime los conflictos entre ellos) [Minsky, 2000].
Es probable que dichos procesos operen en paralelo y a través de muchos tipos de interacción. Son básicamente tres (Moriello, 2005, p. 194/5):
Autor: Sergio Moriello
Fuente: Tendencias21
By juan manuel, marzo 3, 2007 @ 2:07 am
esinteresante pero debn dar más informacion sobre las capacidades de los robots