Primeras conclusiones de la misión Deep Impact
Los científicos de la misión Deep Impact prosiguen el estudio de los datos obtenidos durante la colisión y acercamiento de la sonda de sobrevuelo al cometa Tempel 1. Dos meses después de la culminación de esta misión, los investigadores han presentado sus resultados fundamentales en una reunión de científicos planetarios en Cambridge (Reino Unido).
Imagen: esta fotografía compuesta ha sido obtenida superponiendo todas las imágenes que cuentan con una resolución de hasta 5 metros/pixel y alineándolas con respecto a puntos fijos. De esta forma se obtiene como resultado el aspecto detallado del núcleo del cometa Tempel 1. La zona de impacto -situada en la parte inferior y señalada con una flecha- es la que mayor resolución presenta al haberse tomado imágenes hasta 4 segundos antes de haber colisionado la nave contra la superficie. Las pequeñas flechas cercanas al centro del núcleo indican la posición de un escarpe de aspecto brillante, debido al ángulo de iluminación solar. Las flechas «a» y «b» indican la posición de los terrenos más llanos y las dos flechas situadas en la parte superior derecha de la fotografía señalan hacia el Sol y hacia el polo norte celeste.
Entre los descubrimientos y conclusiones más importantes destacan los siguientes:
· La densidad media del núcleo del cometa es de 0.6(+0.5/-0.3) g/cm3, algo que se ha deducido a partir de las trayectoria de las partículas eyectadas tras el impacto. Esto significa que el Tempel 1 es un cometa muy poroso y frágil.
· No existe una corteza más dura en el núcleo del cometa, pues ésta habría dado como consecuencia un resplandor brillante durante el impacto, algo que no sucedió.
· El agua está completamente ausente en la superficie del núcleo. Sólo tras el impacto fueron observados compuestos orgánicos y hielo de agua, lo cual evidencia que el Tempel 1 presenta cierta diferenciación interna, es decir, que su estructura interna está formada por capas o al menos por materiales de diferente densidad.
En lo referente a la sonda espacial y los efectos de la colisión, se resumen los principales aspectos acerca de los análisis de los datos obtenidos:
· La sonda recibió el impacto de cuatro partículas de polvo antes de colisionar contra el núcleo. Tres de ellas eran considerablemente pequeñas (1 a 10 miligramos), mientras que la otra era un tanto mayor (0.1 a 1 g) y fue la que hizo variar durante un breve intervalo de tiempo la orientación de la cámara de la sonda.
· El ángulo de choque contra la superficie del Tempel 1 fue de 20º a 35º con respecto a la horizontal. Aunque este ángulo es bajo, es exactamente el que los científicos deseaban obtener, pues un impacto directo de frente habría enterrado la sonda demasiado rápidamente en el subsuelo.
· Durante el impacto se produjo un flash térmico, que fue observado tanto con la sonda de sobrevuelo como por una de las cámaras de video en un observatorio situado en la Tierra. Este flash fue bastante más débil en comparación con los experimentos que se llevan habitualmente a cabo en tierra, concretamente con un sistema de disparo vertical en el Centro Espacial Ames de la NASA. Esto apoya la hipótesis de que la porosidad del núcleo es muy alta.
· Posteriormente al flash térmico se expulsó una cantidad aproximada de 4 toneladas de silicatos fundidos a una velocidad de entre 5 y 8 km/s, desapareciendo estos muy rápidamente.
· Finalmente, tras la expulsión del material antes mencionado, se eyectó mucho más lentamente un cúmulo de materia formando una enorme nube, fenómeno que se produjo en pocos minutos. En conjunto, la masa de materia eyectada desde el núcleo se encuentra entre las 10000 y 20000 toneladas métricas, habiendo entre 3000 y 6000 toneladas de polvo. Los científicos creen que aproximadamente un 80% retornó de nuevo hacia el núcleo por efecto de la gravedad, escapándose el resto. Por otra parte, debido a la gran cantidad de materia eyectada, no ha sido posible observar el cráter de impacto formado, estimándose su diámetro entre 10 2.0±0.3 metros.
· El brillo de la coma se incrementó tras el impacto. Las observaciones con la cámara OSIRIS de la sonda espacial Rosetta y con telescopios terrestres indican que la curva de luz del cometa sufrió cambios considerables en varias ocasiones, algo que los científicos consideran relacionado con procesos relativos a la formación del cráter de impacto.
· Los telescopios en infrarrojo, tanto el que transportaba la propia sonda Deep Impact como el Observatorio Espacial Spitzer -en órbita terrestre- detectaron la aparición de un buen número de moléculas orgánicas no observadas en la coma del cometa los días anteriores al impacto. Obviamente éstas han sido liberadas desde el interior del cometa tras el choque, de lo cual se deduce que, a pesar de su ausencia en la corteza, debe existir materia orgánica primordial en el interior de este tipo de cuerpos. También se han detectado por vez primera compuestos químicos nunca antes observados en estos objetos -algunos que contienen hierro- e hidrocarburos aromáticos. El Spitzer ha podido registrar la presencia de silicatos -entre ellos el olivino- de tamaño de grano inferior a la arena.
· Pocos días después del impacto, tanto la curva de luz del cometa como las características químicas espectrales del Tempel 1 retornaron a su estado normal. Hasta la fecha no se ha desencadenado actividad importante, produciéndose únicamente los habituales cambios de brillo anteriormente observados por efecto de la rotación de 1.7 días.
La Deep Impact sigue actualmente recorriendo su trayectoria y esperando nuevas órdenes. Los científicos esperan poder extender la misión de tal manera que visite el cometa Boethin dentro de pocos años, pues la sonda se encuentra en un estado excelente. De todas formas, la confirmación a esta propuesta científica aún deberá esperar.
Fuente: Astroenlazador