Una expedición británica ha partido hacia un misterioso y enorme agujero en el fondo del Océano Atlántico, a bordo del barco RRS James Cook (en la imagen), diseñado para exploración oceánica.
Este misterioso agujero, bautizado como «una ventana hacia la Tierra», fue descubierto hace cinco años en el lecho del océano Atlántico, 3.000 metros bajo la superficie, desapareciendo varios miles de kilómetros cuadrados de la corteza terrestre y dejando expuesto el manto, una de las capas internas de la Tierra. El agujero está localizado entre las Islas de Cabo Verde y el Caribe, en la llamada cresta mesoatlántica, y pese a no ser el único agujero en la corteza terrestre, los científicos lo han reconocido como uno de los más importantes del planeta.
«Este descubrimiento es como una herida abierta en la superficie de la Tierra», indica el doctor Bramley Murton, del Centro Oceanográfico Nacional de Gran Bretaña, uno de los científicos que participan en la expedición.
Lo que no saben los científicos e intentan descubrir es si en esta zona nunca hubo corteza terrestre o si la hubo alguna vez pero fue destruida por fallas geológicas masivas, para este fin, utilizarán sonares para obtener imágenes del lecho marino y tomarán muestras de rocas usando un taladro robótico marino.
«Todo está conectado en el planeta -afirma el doctor Murton- el lecho marino, la corteza terrestre, el océano, la atmósfera. Y si no entendemos cómo funciona una de estas estructuras, no lograremos entender cómo funciona la Tierra ni cómo funcionan sus recursos, como el petróleo, los minerales, etc.». Los investigadores esperan que la expedición ayude también a entender el proceso y funcionamiento de las placas tectónicas.
Si bien es cierto que en una ocasión hablamos de la formación de un nuevo océano en África, nunca pensé que bajo la Tierra firme pudiese existir uno, pero sismólogos de la Universidad de Washington en St. Louis han confeccionado el primer modelo en tercera dimensión de la atenuación de las ondas sísmicas en las profundidades del manto terrestre y ha revelado la existencia de un reservorio de agua subterránea que tiene por lo menos el volumen del océano Ártico, siendo esta, la primera evidencia que se obtiene de agua existente en el manto profundo de la Tierra.
Se analizaron 80 000 ondas transversales de más de 600 000 sismogramas descubriendo una gran área en el manto inferior de la Tierra, debajo de Asia oriental, donde el agua está amortiguando, o atenuando, las ondas sísmicas de los terremotos.
El método tradicional por el cual los sismólogos obtienen imágenes de la Tierra por debajo de nosotros es la medición de la velocidad de las ondas sísmicas. Este nuevo sisema proporciona una especie de escaneo TAC del núcleo y del manto de la Tierra. Sin embargo, la sola utilización de las velocidades de las ondas representa un problema, ya que no pueden distinguir entre las variaciones de temperatura y de composición.
Un grupo de buzos ha descubierto el río subterráneo más largo del mundo en la Riviera Maya, en las costas del Caribe mexicano. El río ha sido bautizado como Sac Actun, y tiene 155 kilómetros de largo.
Con este descubrimiento, los tres ríos subterráneos más largos del mundo están bajo el suelo de la Riviera Maya, convirtiendo al lugar en la meca del espeleobuceo, que es la variedad del buceo en ríos subterráneos.
Los otros grandes ríos subterráneos de la zona son el sistema Ox Bel Há, con más de 146 kilómetros de largo, seguido del sistema Dos Ojos, con casi 58 kilómetros de longitud.
Muchos de estos ríos subterráneos, que en gran parte tienen una mezcla de agua dulce y salada, desembocan en el mar Caribe. Las investigaciones tanto oficiales como privadas que se realizan en el lugar permiten pensar que habrá más hallazgos importantes en poco tiempo.
La subida del nivel del mar por el aumento de las temperaturas a causa del cambio climático supondrá la desaparición de entre 20 y 25 metros de playa en un plazo de 43 años, según explicó el catedrático de Ingeniería Oceanográfica de la Universidad de Cantabria Íñigo Losada.
Este experto en oceanografía costera dibujó el que será el panorama del litoral español en 2050 de acuerdo a su evolución durante los últimos 50 años y que, a su juicio, estará marcado por la erosión y las inundaciones. Las consecuencias se dejarán sentir en el nivel del mar, que pasará a crecer unos 15 centímetros anuales.
El riesgo de inundaciones y el progresivo retroceso de la línea de playa no solo traerá consigo la desaparición de parajes y especies animales y vegetales, sino que además puede suponer un peligro para las infraestructuras construidas ahora en el litoral.
Según un nuevo estudio realizado por científicos de Miami, los diamantes carbonatados (diamantes negros), solo presentes en Sudamérica y África, pudieron haberse formado durante la explosión de una supernova.
Diferentes de otros diamantes, estos son porosos, lo que los vuelve un verdadero rompecabezas para la ciencia. Los científicos dicen que habría sido difícil atrapar el gas en rocas a profundidades cercanas a 200 kilómetros por debajo de la superficie de la tierra ya que la intensa presión allí transforma al carbón en diamantes convencionales.
«Ésta es la característica que primero condujo a algunos de nosotros a pensar, el que, quizás, tenía que haber una alternativa diferente», dice Stephen Haggerty, geólogo de la Universidad internacional de Florida en Miami.
Como los diamantes carbonatados se han encontrado solamente en dos lugares y nunca en campos tradicionales de diamantes, algunos científicos sospechan que ellos se estrellaron provenientes del espacio exterior.
Datados entre 2600 millones y 3800 millones de años, Haggerty cree que vinieron de un gran asteroide diamantífero que pudo haber caído hace unos mil millones de años a la tierra, cuando el planeta y la luna eran bombardeados pesadamente por rocas del espacio exterior. Las nuevas medidas espectrales de los diamantes se asemejan mucho a los de otros diamantes encontrados en meteoritos, así como a diamantes observados en el espacio. Además, se ha hallado hidrógeno en los diamantes carbonatados, lo que indica que vinieron del espacio interestelar rico en hidrógeno.
En aquel momento, Suramérica y África eran una sola masa terrestre, lo que podría explicar el porque estos diamantes solo se encuentran en ambos continentes hoy en dia, señala Haggerty.
Investigadores incluyen del Departamento de Magnetismo Terrestre del Instituto Carnegie, Kalle Westerlund, de la Universidad de Ciudad del Cabo, y de la Universidad de Glasgow han datado por primera vez los diamantes de los campos diamantíferos en los Territorios del Noroeste de Canadá, descubriendo que se tratan de los más antiguos de la Tierra.
Concretamente cuentan con 3500 millones años, formándose a la vez que se formaban los primeros continentes, mediante un proceso llamado subducción, que resulta cuando una placa de la corteza terrestre se desliza bajo otra a centenares de kilómetros en el manto terrestre.
Para datarlos los geólogos se basan en unos minúsculos granos minerales que los diamantes encierran como cápsulas del tiempo en su interior denominados inclusiones, informando no solo de la edad de estas piedras preciosas sino de los procesos geológicos que ocurrieron hace miles de millones de años en las profundidades de la Tierra.
A través de los satélites se ha observado que en un plazo aproximado de un millón de años un nuevo continente formará parte de nuestro planeta. Este sexto continente surgirá de una parte del continente Africano, independizándose el cuerno africano (en la imagen) y adoptando muy posiblemente un nuevo nombre.
En septiembre de 2005, al norte de Etiopia, el suelo se abrió se repente formando una franja de 60 kilómetros de longitud, que fue la causa de los terremotos que sucedieron a posteriori, e incluso provocó la caída de algunos animales en la grieta a más de 8 metros de profundidad. Varios satélites detectaron este fenómeno geológico, y aunque aparentemente parezca un hecho de poca importancia, este proceso podría provocar una “temprana” ruptura continental.
Tom Wright, un geofísico de la Universidad de Leed, en Inglaterra, calcula que en aproximadamente un millón de años, la franja de Etiopía podría crecer tanto que provocaría la separación del cuerno de África
Este tipo de grietas en la superficie terrestre suelen producirse en las cordilleras oceánicas, por lo que este caso constituye el primer fenómeno de este tipo detectado en la tierra gracias a las tecnologías que disponemos en la actualidad, y nos brinda la oportunidad de seguir este proceso “en directo” como nunca antes se había observado.
Sorprendente vídeo de 7 minutos que nos muestra que pasaría si un asteroide de dimensiones considerables se estrellase de pleno contra la Tierra. En menos de 5 minutos el planeta estaría cubierto de lava y cenizas, ríete de Armaggedon y Deep Impact…
Geólogos chinos consideran que una cuarta parte de la cordillera del Himalaya podría estar formada por hierro, dato muy interesante si tenemos en cuenta la actual escasez de este mineral que vive el país. ¿Pero serán capaces de excavar minas en una zona tan emblemática?
El científico Bian Qiantao, del Equipo de Expedición Internacional del Himalaya, confía en que el cinturón de roca metamórfica que cubre gran parte de las montañas más altas del planeta contengan el mineral, que se habría formado hace cerca de mil millones de años. Se basan en recientes descubrimientos de minerales de hierro que contienen un 80 por ciento de magnetita y un 50 por ciento de hierro.
China es el mayor importador de hierro del mundo, que abastece a su extensa industria del acero y la gran demanda actual ha hecho que China inicie este tipo de investigaciones para descubrir nuevos yacimientos.
Según dicen los científicos, nuestro planeta podría haber dado una voltereta para mantener su equilibrio.
Imaginen un desplazamiento en la Tierra, tan profundo que podría haber hecho que el planeta rotara sobre su costado después de unos pocos millones de años, realizando un salto tal que Alaska hubiera quedado en el ecuador. Un grupo de científicos de Princeton acaba de proporcionar la primera evidencia convincente de que este tipo de desplazamiento mayúsculo podría haber ocurrido en el pasado distante de nuestro mundo.
Al analizar la composición magnética de antiguos sedimentos descubiertos en el remoto archipiélago noruego de Svalbard, Adam Maloof (de la Universidad de Princeton) ha proporcionado créditos a una teoría que ya tiene 140 años de edad acerca de la forma en que la Tierra podría restaurar su propio equilibrio si alguna vez se desarrollara una distribución despareja de pesos en su interior o en su superficie.