Esa modificación en el curso de las corrientes se ha detectado gracias al análisis de los datos proporcionados entre 2002 y 2006 por un satélite y dispositivos para medir las presiones submarinas. «Nuestro estudio confirma que muchos cambios detectados en la circulación del Ártico superior en el decenio de 1990 fueron periódicos y no resultado del calentamiento global», dijo James Morison, del Centro de Ciencias Polares del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de Washington. El cambio total de sentido de las corrientes es debido a la llamada «Oscilación Ártica» , un patrón de circulación atmosférica en el Hemisferio Norte que se repite de forma cíclica.
Los cambios fueron descubiertos en columnas de agua medidas desde la superficie al fondo submarino, cuyo peso es influido por el nivel de profundidad y la salinidad. La mayor salinidad aumenta el peso del agua y altera su circulación.
Veo en Abadía Digital un vídeo revelador, se trata ni más ni menos que la evolución del deshielo en el Ártico desde 1979 hasta nuestros días entre enero y septiembre de 2007. La secuencia, filmada por la NASA, es muy desalentadora , y esta hecha mediante la recopilación de imágenes vía satélite obtenidas en las 3 últimas décadas, con una disminución de la capa de hielo del 10% cada década.
El mínimo histórico se alcanzó hace apenas 2 meses, el 14 de septiembre de 2007, cuando la superficie helada se situó un 38% por debajo de la media para esa época del año.
Actualización: Gracias a los comentario de snipfer, Ruben y la corrección en Microsiervos, me doy cuenta que existe un error en el periodo descrito en el vídeo, lo cual, todavía me resulta más triste, pues se trata de un período tan corto que no llega ni a un año, entre enero y septiembre del presente 2007 (elaborado con un fotograma cada 6 días).
Si queréis más información e imágenes, aquí tenéis la fuente original.
También aprovecho para poner otro vídeo escalofriante, la previsión hecha por la University Corporation for Atmospheric Research (UCAR) de la evolución del deshielo del Ártico desde 1990 hasta 2049, donde vaticinan su total desaparición. (2º Vídeo)
Un reciente estudio publicado en la revista Geographical Research realizado por la Universidad de East Anglia (Inglaterra) ha revelado un preocupane hecho, la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que absorben los océanos se ha reducido sensiblemente en los últimos diez años, lo que puede acelerar el efecto invernadero.
Los investigadores analizaron la absorción de CO2, gas que contribuye al calentamiento del planeta, mediante un total de 90.000 mediciones desde buques mercantes equipados con el necesario instrumental. Los resultados muestran, que en un periodo de 10 años, la cantidad de CO2 absorbido por la masa oceánica se ha reducido a la mitad.
Según los autores del estudio, los resultados son a la vez sorprendentes e inquietantes porque indican que con el tiempo el océano puede quedar saturado con las emisiones de CO2 producto de la actividad humana.
El deshielo causado por el calentamiento climático ha provocado que se convierta en navegable por primera vez la llamada ruta del noroeste, que une los océanos Atlántico y Pacífico a través del Polo Norte, según las observaciones efectuadas por los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Las imágenes recibidas han permitido ahora constatar que la reducción de la masa de hielo en el Polo Norte, ligado al calentamiento climático, permiten que ese paso sea navegable. Los expertos de la ONU en cambio climático auguraron que, al ritmo actual, el océano Artico se quedaría sin hielo en 2070.
La observación espacial también ha rebelado que la ruta del noreste, que bordea la costa de Siberia, se encuentra todavía bloqueada pero con una masa de hielo muy inferior a la de años anteriores.
En 2009, la Agencia Europea lanzará el CryoSat-2, dedicado a la observación de la criósfera, la parte de la corteza terrestre en la que se forma el hielo
Todos hemos pasado por la desagradable experiencia de encontrar los restos pringosos de un chicle en la suela de un zapato, en el bajo de una silla, o para más aversión, en el pasamanos de una escalera.
Sin embargo, todas estas asquerosas incomodidades pueden pasar a la Historia. Revolymer, una compañía surgida en la Universidad de Bristol, ha desarrollado lo que ellos mismos denominan el ‘chicle limpio’.
Según sus creadores, el chicle puede ser separado con facilidad de zapatos, ropa, suelo y pelo en los que se pegue. Además, se degrada con el agua en tan sólo 24 horas.
La base de esta tecnología empleada en la composición del chicle es añadir un polímero anfifílico a una fórmula modificada de la goma de mascar que altera las propiedades interfaciales de los chicles que se tiran, convirtiéndolos en menos adhesivos a las superficies más comunes».
Los directivos de Revolvymer quieren llamar la atención sobre el ahorro que supondría la facilitación de las tareas de limpieza de un chicle de estas características. Y sin olvidarnos de que se trata de un chicle, quienes lo han probado aseguran que su sabor es «magnífico».
La compañía Swift LNG, de Denver, ha asumido ahora el objetivo de convertir el gas natural en combustible líquido útil, utilizando para ello una tecnología termoacústica de licuefacción.
El sistema de licuefacción termoacústica del gas natural convierte el calor en ondas de sonido y luego transforma la energía de las ondas de sonido calientes en un medio de refrigeración empleando gas helio altamente presurizado, contenido en una red soldada de tuberías de acero. El sistema quema primero una pequeña cantidad del gas natural para calentar un extremo de la red. Entonces, la energía acústica resultante enfría el extremo opuesto de la red, y con ello se enfría el resto del gas natural. A 160 grados Celsius bajo cero, el gas natural se hace líquido, tornándose lo suficientemente denso para que su transporte sea barato. Esta tecnología no requiere ninguna parte móvil, contribuyendo así a la economía de su funcionamiento.
Según un estudio hecho por el gobierno estadounidense, anualmente en muchas partes del mundo una gran cantidad de gas natural se quema sin provecho alguno o se libera en la atmósfera. Dicha cantidad desperdiciada es lo bastante elevada como para satisfacer las necesidades de gas natural de Francia y Alemania durante un año. Además, existen muchos depósitos de gas natural no explotados y desaprovechados, en yacimientos donde resulta demasiado costosa su explotación debido a sus dimensiones o a su ubicación.
Utilizar estos recursos inactivos o desperdiciados de energía limpia será adecuado medioambientalmente y de paso ayudará a resolver los problemas mundiales de abastecimiento de energía. Se espera que el sistema comercial de licuefacción termoacústica se encuentre listo para su uso en el año 2010.
Un equipo de químicos de la Universidad de Mississippi ha anunciado la creación de un plástico que se degrada en presencia de agua salada, esto seria un gran avance, pudiendo eliminar futuras contaminaciones de los océanos.
El equipo, dirigido por el profesor Robson F. Storey, han desarrollado este novedoso plástico se descompone en subproductos que no afectan el medio ambiente cuando entra en contacto con el agua de mar, y todo este proceso ocurre en tan sólo 20 días.
El nuevo plástico está compuesto de poliuretano modificado por la incorporación de PLGA [poly (D,L-lactido-co-glycolido)], un polímetro que es ampliamente usado en la elaboración de suturas quirúrgicas biodegradables y en sistemas de liberación controlada de fármacos.
Mediante la variación de su composición química, se pueden obtener las más variadas propiedades mecánicas en el producto final en dependencia del uso previsto, desde un plástico suave como la goma, hasta estructuras rígidas, al degradarse los residuos pueden incluir Dióxido de Carbono, ácido láctico, glicólico, succínico, caproico, y L-lisina, todo los cuales se encuentran en la naturaleza.
Pese a las buenas impresiones, antes de comercializarse, los científicos lo ensayaran bajo diversas condiciones ambientales como cambios en las temperaturas, PhpH, y salinidad.
Según un reciente estudio, el calentamiento global podría modificar las zonas climáticas mundiales antes de 2100, con la desaparición completa de algunos climas polares y montañosos y provocando incluso el nacimiento de otros hasta ahora desconocidos en los trópicos.
Cuando las zonas climáticas desaparecen, los animales y las plantas que viven en ellas corren un gran riesgo de extinción, dijo Jack Williams, principal autor de un estudio publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
«Lo que hemos demostrado es que esos climas desaparecen, no sólo regionalmente, pero están desapareciendo del conjunto global de climas, y las especies que viven en ellos no tendrán a donde ir», apuntó el geógrafo de la Universidad de Wisconsin-Madison.
A medida que la Tierra se calienta – se prevé que antes de final de siglo aumente la temperatura en 8 grados centígrados en algunas latitudes -, es probable que las zonas climáticas se trasladen desde el ecuador y hacia los polos, asegura el estudio.
Al mismo tiempo que desaparecen unas zonas climáticas, se crearán otras en áreas que ahora son muy calientes, predijo el trabajo, que usó modelos de cambio climático.
Interesante vídeo de un fenómeno tan natural y corriente como las olas del mar, pero en este caso… congeladas!
Esta sorprendente situación se grabó en Canadá, a orillas del Atlántico, y se ve claramente como las olas se van congelando a medida que llegan a la playa.
Los océanos del planeta están repletos de fitoplancton, millones de plantas microscópicas que viven bajo las olas y que constituyen el primer eslabón de la cadena alimenticia del ecosistema marino. Según el profesor Ian Jones, de la Universidad de Sidney, añadir nutrientes a zonas del océano donde existe poca presencia de fitoplancton podría ser una posibilidad para poder revertir los efectos del calentamiento global.
Además, el fitoplancton tiene otro valor importante: al igual que las plantas terrestres se alimenta a través de la fotosíntesis, es decir, utiliza luz solar para convertir en oxígeno el dióxido de carbono presente en las aguas.
El planteamiento del profesor Jones es añadir uno de los componentes de la orina, la urea, en áreas del océano donde haya una carencia de fitoplancton. La urea es un fertilizante rico en nitrógeno y, en opinión del científico, podría trasformar esas áreas en una especie de «bosque acuático» que eventualmente podría reducir los efectos del calentamiento global.
La viabilidad de este proceso está en entredicho y causa grandes interrogantes en la comunidad científica, esta técnica debería ser estrictamente probada y asegurarse que no provoca efectos secundarios. Por su parte, el profesor Jones asegura que su propuesta se llevaría a cabo en áreas marinas con poca presencia de fitoplancton y bajo estricta observación. «Si no nos gustan los resultados, siempre podemos cerrar el chorro. Cuando dejas de suministrar alimento para el plancton, éste simplemente morirá, pero esta claro que cuando empiezas a manipular la naturaleza, también debes intervenir para que ésta recupere su balance original», concluyó.