Comer poco alarga la vida de los mamíferos
Comer poco es la manera más efectiva para tener una vida más longeva, según un estudio de científicos japoneses que publica la revista Nature.
La conclusión viene del estudio del efecto que tiene la enzima RHEB-1 en la duración de la vida y de cómo este componente se altera en función de la ingesta calórica de cada individuo.
La investigación se realizó con una especie de gusanos de tierra, pero el equipo de la Universidad de Kioto que realizó el estudio, afirma en su trabajo que la teoría es aplicable también a los mamíferos en general.
Según este estudio, «la restricción alimentaria es la intervención más eficaz y más reproducible para extender la esperanza de vida en especies completamente diferentes». En los mamíferos, se ha constatado la existencia de dos regímenes alimentarios que tienen una clara incidencia a la hora de prolongar la vida y de reducir el número de problemas de salud relacionados con el envejecimiento.
El primero de ellos es el «ayuno intermitente», capaz de incrementar los años de vida incluso en el caso de que la reducción de la ingesta de calorías sea escasa e incluso inexistente. El segundo es «la restricción calórica crónica», que implica una reducción constante y mantenida en el tiempo de los alimentos ingeridos y que también influye en la citada enzima.
En el experimento con gusanos de la especie «Caenorhabditis elegans» pudieron comprobar que aquellos que dejaban de comer durante dos días incrementaron en torno a un 50 por ciento su longevidad.
Además, los gusanos que ayunaban cada dos días eran más resistentes a los procesos de «estrés oxidativo» y mostraron menos síntomas de declive físico relacionado con el envejecimiento que sus congéneres a los que se dio libertad para comer cuanto quisieran.
Sin duda, una noticia nada propicia para las fechas venideras, inundadas de copiosas comidas familiares, mejor a partir de enero nos lo pensamos…
Fuente: Agencias