Ya hemos visto varias experiencias anteriores, con escarabajos, abejas, caballos, y hasta con peces que nos demuestran que las matemáticas no pueden considerarse una capacidad exclusiva de la especie humana. También algunas especies de primates son capaces de realizar operaciones aritméticas sencillas. Lo que no se sabía hasta la fecha es que los pollos tienen también esa capacidad innata para sumar y restar.
Al menos, eso asegura uno equipo de científicos de las Universidades italianas de Trento y Padua, donde han realizado una experiencia que demuestra que estos animales realizaron operaciones de aritmética básica para averiguar ante dos pantallas cuál era la que ocultaba el mayor número de objetos conocidos.
Al parecer, los pollos intentan estar cerca de los elementos con los que se han criado, de la misma manera que están al lado de su madre y la siguen nada más salir del huevo. Ese instante de reconocimiento se reconoce como «impronta». Les deja huella. Así, los investigadores compraron polluelos de apenas unas horas y durante dos días les tuvieron en jaulas con varias cápsulas amarillas de huevos Kinder.
Después, al situarles en una caja con arena en la que había dos pantallas ligeramente enfrentadas y que ocultaban dichas bolas amarillas, los pollitos miraban a ambos lados de la pantalla, y se quedaban donde había un mayor número de bolas.
Con otras experiencias por el estilo, se lograron también resultados similares, demostrando que la habilidad para sumar y restar es innata en estas aves.
Una expedición científica ha descubierto alrededor de 54 nuevas especies animales en una remota región montañosa de Papúa Nueva Guinea.
Papúa Nueva Guinea es uno de los principales puntos calientes de biodiversidad del planeta, y una fuente potencial de nuevas especies, ya que su territorio está en gran medida aún sin explorar. Cada expedición científica a zonas vírgenes de Papúa supone, habitualmente, el hallazgo de nuevas especies.
La organización señaló que la misión se efectuó en 2008 y halló «unas cincuenta» arañas desconocidas, tres ranas, dos de ellas verdes con enormes ojos negros, y un gecko (lagarto) con los dedos torcidos.
«Si encuentras cosas tan grandes y tan espectaculares que son nuevas, es una indicación de que hay muchísimo por ahí que desconocemos», aseguraron los descubridores.
La organización dice haber dedicado varios meses a analizar más de 600 especies que la misión encontró entre julio y agosto del año pasado.
Fuente: EFE
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Santino, un chimpancé de 30 años, ha venido a dar la razón a los científicos cognitivos que estudian a los primates: estos primates hacen planes de futuro, al igual que los humanos, y pueden ser tan malintencionados como ellos.
Desde hace diez años, los cuidadores del zoo de Furuvik, al norte de Estocolmo, han venido observando a Santino, que tiene la costumbre de recoger piedras, seleccionarlas y pulirlas con toda calma para luego arrojarlas con premeditación y alevosía contra los visitantes del parque.
Según los científicos, ésta es una de las primeras «pruebas claras de que un animal distinto del hombre puede hacer planes para el futuro de manera espontánea».
«Estas observaciones demuestran de forma convincente que nuestros hermanos, los primates, consideran el futuro de modo complejo…y tienen una conciencia altamente desarrollada», afirma Mathias Osvath, autor principal de un estudio publicado en la revista Current Biology.
Osvath explicó que muchos machos dominantes lanzan piedras cuando se sienten vigilados, porque creen que se está invadiendo su territorio, pero el caso de Santino es distinto porque recoge los proyectiles con antelación, lo que denota una planificación y una premeditación.
«Creo que los chimpancés salvajes deben hacerlo incluso mejor ya que dependen de ello para su supervivencia diaria y el entorno de un zoológico es mucho menos complejo que el de la selva», señaló el investigador.
El esperado momento en que un animal considerado extinto «renace» gracias a la clonación ya ha llegado. Lejos de ser un dinosaurio como muchos anhelan, se trata de una cabra, la cabra hispánica.
Autóctona de España, el último espécimen conocido murió en el año 2000, pero un grupo de científicos lograron almacenar congelado tejido con ADN antes de su fallecimiento. Tras utilizarlo para reemplazar el ADN en cabras comunes de hoy día, se ha logrado que naciera un clon del animal desaparecido hace 9 años.
Si la noticia de por si ya es buena, hay que destacar que la técnica utilizada requiere de ADN en buen estado, y en la actualidad disponemos de ADN de dinosaurios en mosquitos conservados en ámbar, y un huésped actual, capaz de alojar el huevo.
Para abrir boca, muchos ya auguran la clonación del mamut lanudo, una vez secuenciado su genoma y utilizando como huésped un elefante. Sin duda, una gran noticia que nos hace volar la imaginación a más de uno.
Un cachorro de labrador de 10 meses que fue clonado por una empresa californiana en Corea del Sur ha sido entregado a sus dueños estadounidenses cerrando así el primer caso de un «perro clonado comercialmente en el mundo».
Edgar y Nina Otto, una pareja de Florida, pagaron 155.000 dólares por el clon de su labrador Lancelot, fallecido en enero de 2008. El cachorro vive ya en una gran casa con jardín con otros nueve perros, diez gatos y seis ovejas.
«Estamos tan felices de tener al pequeño Lancey por fin en nuestra familia», dijo Nina Otto. «Su antecesor significaba mucho para nosotros. Estamos fuera de sí de alegría».
El responsable del servicio de clonación describió al cachorro como un «pequeñito muy vivaz». «Mordisquea todo y ya roba cosas», bromeó. El experto estima que el perro tendrá una vida normal de entre 12 y 13 años y que será «totalmente fértil» como para tener descendencia.
Para clonarlo, el matrimonio había congelado material genético de su perro. En octubre este material fue implantado a una hembra en Corea del Sur y el 18 de noviembre nació el cachorro.
Primero fue una especie de pez, después los caballos, más tarde las abejas, y ahora, un grupo de Investigadores de la Universitat de Valènciaaseguran que los escarabajos poseen un mecanismo rudimentario para contar.
El estudio, publicado en la revista Animal Cognition, sugiere que nuestras capacidades matemáticas dependen también de mecanismos innatos y no sólo de lo aprendido en la escuela o a través de nuestros padres.
Inevitablemente nos surge la duda de se pueden contar los animales y junto con los ejemplos citados anteriormente, ahora también los escarabajos podrían unirse al selecto grupo de contadores.
Estos insectos poseen un «sistema aproximado de número» que les permite evaluar de forma aproximada la cantidad de objetos en un conjunto.
Avances como éstos sugieren que el origen evolutivo del «sistema aproximado de número» en que están basadas nuestras propias habilidades matemáticas podría ser mucho más antiguo de lo que se había sospechado hasta el momento.
Otra nueva noticia para alimentar la posibilidad de que algún día «resucitemos» especies extinguidas. Primero fue el Mamut, y ahora, según la publicación Genome Research, el mismo equipo ha logrado lo mismo con el tigre de tasmania, un marsupial que se declaró extinto en 1936.
Un equipo de investigadores internacionales con la presencia del español Juan Luis Arsuaga, ha repetido el procedimiento empleado con el mamut, consistente en aislar el ADN encapsulado en el pelo.
Se han utilizado dos ejemplares conservados en museos uno disecado y el otro sumergido en alcohol (en la imagen), demostrando así que la técnica no precisa animales conservados en hielo, como era el caso de los mamuts, pudiendo lograr secuencias a partir de colecciones almacenadas en museos de todo el mundo.
Los genes secuenciado son los mitocondriales, heredados exclusivamente por línea materna. Ahora, el siguiente paso es secuenciar el genoma nuclear completo.
Hasta la fecha se pensaba que los primates no humanos eran demasiado emocionales a la hora de producir sonidos y poco capaces de controlarlos, pero llegó la artista Bonnie, una orangutana capaz de silbar espontáneamente, producto de una imitación a sus cuidadores.
El motivo de porqué lo hace no está muy claro, pero parece que le gusta. Aquí tenéis un vídeo donde podemos verla en acción.
Hasta ahora, la indignación ante una injusticia era un rasgo que sólo se había identificado en primates, pero un nuevo estudio publicado en la revista PNAS muestra que también los perros son capaces de indignarse cuando consideran que no se les está tratando con equidad.
El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Viena, y se estudió el comportamiento de 43 perros entrenados a los que pidió que levantasen la pata cuando se les ofrecía la mano. Los animales hicieron el gesto en todas las situaciones en que se les pidió que lo realizasen, a cambio, los investigadores premiaban a algunos de estos perros y a otros no. Los segundos, empezaron a mostrarse reticentes al juego cuando vieron este injusto hecho.
Algunos de los «síntomas» fueron dar la patita con menor frecuencia y sentir celos por el trato que recibían con claros signos de tensión, rascándose, lamiéndose o retirando la mirada de la persona que les ofrecía la mano.
Sin llegar a mostrar el grado de sensibilidad ante la injusticia observado en monos, estamos ante la primera vez que se demuestra este hecho en animales no primates.
El estudio genético realizado en los ejemplares ha revelado que estos delfines presentan suficientes diferencias en su ADN como para ser considerados una especie aparte.
El delfín mular es el que vemos en los zoos haciendo piruetas y que ha demostrado una inteligencia sorprendente dentro del reino animal. Ya se habían descrito dos especies de delfín mular, la última en 2005 pero tras este descubrimiento, sin nombre todavía, ya son 3 las especies catalogadas. Siempre es una buena noticia este tipo de descubrimientos en medio de la crisis de biodiversidad que sufre actualmente la Tierra.