Según publica la revista Proceedings of the Royal Society B, un grupo de paleontólogos han hallado la primera prueba que demuestra la existencia de dinosaurios que cavaban guaridas, en las cuales cuidaban a sus pequeños. Los fósiles de este pequeño dinosaurio (imagen) que hurgaba en la tierra fueron descubiertos en el estado de Montana, en el norte de Estados Unidos.
Los huesos, de 95 millones de años de antigüedad, pertenecen a un adulto y dos menores y fueron encontrados al final de una cámara de más de dos metros cubierta de sedimentos. Este dinosaurio ha recibido el nombre científico de Oryctodromeus cubicularis, que significa «corredor y excavador de guaridas».
A juzgar por las vértebras conservadas, el adulto pudo haber medido cerca de 2,1 metros desde la nariz hasta la cola, con la mayor parte del cuerpo en esa parte (cerca de 1,2 metros). El tamaño estimado del animal a lo ancho casi se ajusta al tamaño del túnel que excavaba (cerca de 30 centímetros de diámetro).
El equipo asegura que esta arquitectura es similar a las madrigueras de excavadores modernos, como la hiena, el ave conocida como frailecillo y algunos roedores.
Unos investigadores de las Universidades de Heidelberg, Beirut, París y Grenoble acaban de inventar un material sin carbono cuya dureza es similar a la del diamante, aunque inferior. Además, este material, elaborado con nitruro de boro termodinámicamente estable, es mucho más resistente a las fracturas y al desgaste que un diamante policristalino.
Para realizar esta hazaña, el equipo de científicos, redujeron de la micra a la nanoescala el grueso de unos granos de nitruro de boro utilizando una prensa científica de 5.000 toneladas y, sometiéndolos a una serie de altas presiones y temperaturas, sintetizaron nitruro de boro.
Este nuevo nanomaterial es muy resistente a las altas temperaturas, hasta 1.650 kelvin (K), comparado con los 950K que soportan los diamantes, y además, también es superabrasivo.
Aunque la dureza del nuevo material desarrollado por el equipo franco-alemán es inferior a la del diamante (85GPa), los investigadores creen que el descubrimiento conducirá al desarrollo de materiales todavía más duros, resistentes y con mayor estabilidad térmica.
Stephen Lowry, astrónomo planetario de la Queen’s University de Belfast junto con otros científicos, han logrado medir por primera vez la insignificante fuerza de la luz del Sol que cambia el estado rotación de las rocas espaciales. Esta hazaña ayudará a los astrónomos a afinar las predicciones a largo plazo de las órbitas de los asteroides y podría también explicar porqué algunos asteroides llevan una pequeña roca que, a modo de diminuta luna, está unida gravitatoriamente al asteroide como si de un remolque se tratara.
La causa es que la luz del Sol puede hacer girar a los asteroides tan rápido que se rompan, y liberen espontáneamente una «pequeña» roca. Esta luz ejerce un empuje suave sobre los asteroides mientras estos absorben la luz en sus lados de día y lo irradia al rotar, generando un minúsculo efecto de retroceso. Básicamente, es como tener un montón de pequeños propulsores en la superficie asteroide.
Lowry agregó que los resultados son importantes para entender los asteroides binarios, rocas espaciales con pequeñas rocas que circundan en torno a ellos. Los científicos pensaban que se formaban de los restos de colisiones entre asteroides o porque la gravedad de una roca capturaba a otra, pero estas nuevas investigaciones desmienten estas hipótesis.
Para nosotros ver las cosas en color es lo más normal del mundo, pero no así para la mayoría de los mamíferos, que perciben un espectro mucho más limitado.
Por increíble que parezca, un equipo dirigido por Gerald Jacobs, ha «creado» una nueva línea de ratones transgénicos con visión a todo color, demostrando cómo las mutaciones genéticas pueden en última instancia, haber permitido a nuestros ancestros ver cinco colores en el arcoiris.
La mayoría de los mamíferos tiene visión biocromática (que, en términos humanos, registra amarillos, azules y grises), mientras que los primates tienen visión “tricromática”. La visión tricromática requiere de tres tipos de moléculas sensibles a la luz llamadas “fotopigmentos” y el cableado neuronal apropiado.
Si producimos cambios genéticos produzcan fotopigmentos adicionales en los ratones, los cerebros de los animales son capaces de reconectarse por sí mismos para procesar las nuevas señales y permitir la visión a todo color. Concretamente, en los raotnes se introdujo una mutación en el cromosoma X, que hizo produjeran un tercer fotopigmento que registró mayores longitudes de onda de luz. Cuando los autores pusieron a prueba a los ratones con tareas que involucraban la distinción de paneles y luces de diferente color, los resultados indicaron que los ratones tenían visión a todo color.
La investigación sera publicada en el próximo numero de la revista Science.
El sonido, es una onda longitudinal que viaja con energía por el aire, y se puede aprovechar esa energía para que mediante el impacto con un objeto, la presión empuje a este. En el vídeo se utilizan bocinas de potencia moderada, pero suficiente para conseguir elevarlos.
Un grupo internacional de científicos ha descubierto un conjunto de organismos que ha sobrevivido más de 40 millones de años sin relaciones sexuales. En un informe publicado en la revista PLos Biology, el equipo, encabezado por científicos británicos e italianos, señala que su estudio desafía la presunción de que el sexo es indispensable para la diversificación de los organismos.
El estudio está centrado en rotíferos deloides, organismos microscópicos acuáticos asexuados que se multiplican mediante huevos que son clones genéticos de su madre, pues no hay padres.
Según los científicos, los registros fósiles, así como los datos moleculares, muestran que estos microorganismos surgieron hace más de 40 millones de años sin necesidad de reproducción sexual y que, desde entonces, han evolucionado y se han convertido en especies diferentes.
La investigación permitió descubrir que diferentes poblaciones de estas criaturas se han convertido en especies diferentes no sólo debido a su aislamiento, sino por presiones diferentes en ambientes distintos y pone en duda la idea de que las especies asexuadas desaparecen rápidamente.
Científicos estadounidenses de la Universidad Johns Hopkins han creado genéticamente un mosquito que resiste a un tipo del parásito de la malaria y que podría ser usado para combatir esa enfermedad que se cobra la vida de millones de personas cada año.
En un informe publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los científicos indican que ese mosquito tiene mejor supervivencia que los no resistentes cuando estos se alimentan de ratones infectados. Pero el mosquito creado genéticamente es sólo un principio y el objetivo ahora es crear uno resistente al mosquito de la malaria que afecta a los seres humanos.
Marcelo Jacobs-Lorena, científico participante en el estudio, explica en el estudio que los mosquitos se alimentaron de la sangre de ratones infectados con el parásito P. berghei, uno de los que causa la enfermedad.
El parásito que causa la enfermedad en los seres humanos es el Plasmodium falciparum. Esos mosquitos transgénicos eran más fértiles y lograron sobrevivir durante mucho más tiempo que los no transgénicos, señalaron los científicos en su estudio.
Por sorprendente que parezca, la revista Nature Photonics publica que ingenieros del Rensselaer Polytechnic Institute, de Estados Unidos, han creado por vez primera un material que apenas refleja la luz. De hecho, este nuevo material tiene casi el mismo índice de refracción que el aire, lo que supone todo un récord comparado con otros antirreflectantes.
Para realizar esta hazaña, han desarrollado una novedosa técnica nanométrica que sitúa sílice en un determinado ángulo sobre un semiconductor de nitruro de aluminio, consiguiendo así que el material resultante no reflecte apenas luz desde cualquiera de sus ángulos y longitudes de onda.
Los ingenieros aseguran que este novedoso material podría revolucionar la óptica y la fotónica, capaz de incrementar el control sobre las propiedades básicas de la luz, permitiendo, entre otras aplicaciones, la generación de lámparas LEDs más brillantes, el desarrollo de diodos emisores de luz mucho más brillantes, de placas solares más eficientes, de un nuevo tipo de fuentes lumínicas “inteligentes”, que se adaptarían a entornos específicos, o de interconexiones ópticas para diversas aplicaciones computacionales.
Investigadores de la Universidad Nacional de Australia han realizado un nuevo estudio determinando que Los Andes, una de las cordilleras más extensas de la Tierra, no surgieron como las demás, de un choque frontal entre dos placas tectónicas. Por contra, han propuesto una nueva teoría es que los Andes se formaron cuando una sola placa tectónica del Océano Pacífico se deslizó bajo otra placa próxima situada bajo América del Sur, un fenómeno llamado subducción y que ocurrió hace 200 millones de años. Esto pondría fin al enigma sobre el origen de esta gran cadena montañosa de América del Sur que se extiende desde las costas del Caribe hasta el Estrecho de Magallanes.
Para realizar estos estudios, los investigadores utilizaron simulaciones informáticas que reproducen la dinámica de fluidos y los mecanismos de las placas tectónicas. De la misma forma en que las montañas del Himalaya se originaron en Asia por el choque de la India contra este continente, se creía que en el caso de Los Andes habría ocurrido igual.
Pero el modelo tridimensional utilizado retrocedió millones de años y reprodujo fielmente la placa de Nazca en el océano Pacífico deslizándose lentamente bajo la placa de Sudamérica, causando una curvatura que hoy forma grandes depresiones y fosas a lo largo de las costas. La diferente velocidad de subducción entre unas y otras zonas tuvo como consecuencia el levantamiento de la gran cordillera.
Según publica The Lancet, en contra de lo que se creía hasta la fecha, el boca a boca tras un paro cardíaco no aumenta las posibilidades de supervivencia, sino todo lo contrario.
Para llegar a esta conclusión, investigadores japoneses han realizado un estudio en 4000 casos de infarto, indicando que los afectados que solo reciben un masaje cardíaco tienen más posibilidades de sobrevivir sin alteraciones neurológicas. Concretmente, se ha comprobado además que en un 72% de casos los testigos solo alertaron a los servicios de emergencias, un 18% se decantó por el boca a boca y el masaje y en un 11% solo se les practicó el masaje cardíaco, siendo en estos últimos, donde más de la mitad de los afectados se recuperaron sin secuelas.
El descubrimiento hará cambiar los protocolos que actualmente se enseñan en todo el mundo, pues se ha demostrado que la interrupción del masaje cardíaco para reanimar al paciente tiene un impacto más negativo que continuar con la reanimación sobre el pecho.